Vivir de VerdadSample

Funcionando sin vivir.

Conforme pasa el tiempo, el trabajo, la familia, el estudio, etc. demandan más de nosotros en menos tiempo y para poder salir con todo, debemos andar corriendo de una cosa a otra. Andamos como máquinas, esperando a que nos asignen nuestra próxima tarea, sin ser conscientes de las bendiciones que nos rodean. Sabemos de la existencia de Dios, nos hacemos llamar cristianos, pero no experimentamos esa paz que viene de Él, nuestra vida no demuestra que verdaderamente conocemos la Verdad que trae libertad. Como dice Eclesiastés: “Pues, ¿qué gana el hombre con todos sus esfuerzos y con tanto preocuparse y afanarse bajo el sol? Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes; ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y también esto es vanidad!” (Eclesiastés 2:22-23).

Ese no es el tipo de vida que Dios quiere que tengamos, Él quiere que realmente vivamos, no solo que funcionemos como maquinas, para salir con nuestra siguiente tarea. “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). El diablo quiere robarnos la vida, quiere matar y destruir toda gota de esperanza que podamos tener en Jesús. Esto lo logra fácilmente cuando puede hacer que andemos corriendo, abrumados y enfocados solamente en las cosas pasajeras de este mundo. En cambio, Jesús mismo nos dijo que Él quiere que tengamos vida y vida en abundancia.

El problema es, que tenemos nuestra mente enfocada lo pasajero y aunque creemos en Dios, no creemos realmente lo que Él dice. Esa no es una tarea fácil, pero contamos con la ayuda del Señor para lograrlo. El primer paso es acercarnos a Dios, pidiendo que enfoque nuestra mente en Él y abra nuestro corazón para creer que Él es lo mejor realmente. “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas" (Mateo 11:28-29).

Te invito a escribir una conclusión general de la lectura de hoy y meditar en ella a través del día, para de esta manera escuchar lo que Dios nos quiere decir.