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Dios está con nosotros en la eternidad

Dios no solo está aquí para ti ahora, está contigo para siempre. La eternidad empieza hoy, y esa es una realidad que transforma tu vida y tu propósito. Jesús prometió: “Donde yo estoy, allí estaréis también". Esa presencia eterna no es solo consuelo, es misión.

Tu vida tiene un propósito que trasciende lo temporal. Estamos aquí para cumplir la Gran Comisión, para llevar el mensaje de salvación a cada rincón. Jesús no solo vino a salvarnos; Él nos envió a salvar a otros. Su promesa de estar con nosotros, siempre y hasta el fin del mundo, es lo que nos da poder para cumplir esa misión.

Lo eterno nos impulsa a salvar vidas. Cada acción, cada palabra que compartimos con otros, tiene un impacto que va más allá de lo que vemos. Si Dios está contigo para siempre, ¿cómo no vas a compartir ese amor con el mundo? Este es el desafío: no solo vivir para ti mismo, sino para que otros conozcan a Cristo. La eternidad está en juego, y tú eres parte del plan.

Recuerda la historia de los 10 leprosos en Lucas 17:11-19. Jesús sanó a todos, pero solo uno regresó a dar gracias. Los otros 9 se centraron en su sanación temporal, olvidando lo que verdaderamente importaba: la relación con Él. Así como ese leproso regresó a Jesús, debemos regresar a Él no solo para experimentar Su salvación, sino para compartir esa gracia con otros. La eternidad no es solo para nosotros, es para que todos conozcan a Cristo y encuentren su propósito en Él. Cada uno de nosotros tiene la misión de llevar ese mensaje de vida eterna a aquellos que aún no lo conocen.