Viajando Por El AdvientoSample
Fe que titila
"Él no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde. Con fidelidad hará que la justicia prevalezca" (Isaías 42:3).
Hay algo hipnótico en observar la llama de una vela titilar durante un servicio a la luz de las velas. Captura nuestra atención. Baila al compás de las palabras del pastor, se mece frente a la congregación que canta villancicos y sigue rítmicamente el ambiente a su alrededor. La llama parece frágil, pero sabemos que encierra una fuerza formidable, como cualquier padre con hijos descuidados rodeados de mujeres con laca en el cabello puede confirmar. Como pastores, líderes, padres y amigos, anhelamos ser faros formidables de amor, gozo, paz y esperanza en nuestras comunidades. Sin embargo, muchas veces nos lamentamos porque nos sentimos como llamas titilantes que, en cualquier momento, podrían apagarse. ¿Qué hacemos entonces?
Tendemos a reemplazar nuestra llama titilante con algo más seguro, como velas eléctricas. Encendemos un interruptor y la luz permanece constante. A veces, así visualizamos nuestra fe. Queremos una fe segura y mecánica, que nunca flaquee en tiempos difíciles. Nos sentimos inseguros cuando nuestra llama titila, porque deseamos mostrar consistencia para aquellos a quienes guiamos. Pero, ¿es eso lo que ellos realmente necesitan de nosotros? Nuestro afán por la perfección nos convierte en actores. ¿Acaso nuestra fe se ha vuelto demasiado ordenada, demasiado estéril, desprovista de vida?
¿Qué pasaría si nuestra llama de fe estuviera destinada a titilar? La fe que titila responde a los susurros del Espíritu y refleja la constante presencia de nuestro Emanuel. Escuchamos su voz suave entre las tradiciones, historias y canciones de la temporada, esperando ser descubierta nuevamente.
La fe que titila está viva y se ve afectada por lo que la rodea, porque Dios está con nosotros. Esta temporada está llena de recuerdos de alegría y momentos de pérdida. Titila en las risas de los niños y en el llanto de los oprimidos. Anuncia a Cristo, quien está presente y se conmueve con nuestras aflicciones, sanidades, dificultades y logros.
El hecho de que titile no significa que se haya apagado. Está bien tener una fe que titila, porque nuestro Emanuel no apagará la mecha que apenas arde. Nuestra fe titila al ritmo de la vida. Quizás nuestra fe que titila cautive a otros con la realidad de la presencia de Cristo en esta temporada, mucho más que las velas seguras y sin vida.
Oración: Padre, que podamos comprender que no apagarás una fe que titila, porque refleja una fe sensible a tu suave susurro. Que nuestra fe titilante y viva cautive al mundo y apunte hacia tu amorosa presencia en cada situación. Amén.
Escrito por Wes Starr (Estudiante de Maestría en Divinidad, Wesley Seminary)
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About this Plan
Durante el Adviento, no sólo anticipamos un evento que ya ocurrió: ¡La primera venida de Jesús! También miramos hacia adelante y esperamos con alegría Su segunda venida. En este plan devocional, diseñado para que lo sigas a tu propio ritmo, únete a la comunidad de Wesley Seminary mientras recorremos juntos la temporada de Adviento.
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