Dirección Para La VidaSample
¿Cuál es tu motivación para hacer las cosas?
En la vida cristiana no sólo es importante observar los comportamientos, ni siquiera obedecer los mandamientos y estatutos de Dios, sino también los motivos que impulsan las acciones. Así, por ejemplo, el apóstol Pablo le expresa a los Corintios que, si una persona “repartiese todos sus bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase su cuerpo para ser quemado, y no tiene amor, de nada le sirve” (1 Corintios 13:3). Si esos actos aparentemente “heroicos y sacrificiales” se hacen por los motivos incorrectos, como por ejemplo ganar reconocimiento y admiración para sí mismo, no tienen ningún valor para Dios.
Podemos hacer buenas obras por los motivos incorrectos, tratando de agradarnos a nosotros mismos, o para obtener el reconocimiento y aceptación de los hombres, pero esas obras carecerían de valor para Dios.
La obediencia tiene poco valor para Dios, si es simplemente el cumplimiento de un acto externo desprovisto de amor, convicción y fe. La obediencia es valiosa para Dios, cuando proviene de una motivación y actitud voluntaria, gozosa y responsable, que busca atraer honra y gloria para Dios. El apóstol Pablo lo expresa de la siguiente forma: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Colosenses 3:17).
Hacer las cosas “como para el Señor” nos desafía a ver nuestras obras (trabajo, servicio, etc.) como algo más que una forma de ganarnos la vida. Ya sea que estemos en una posición de autoridad o bajo la autoridad de otra persona, estamos llamados a trabajar diligentemente y con integridad, sabiendo que nuestra responsabilidad última es con Dios.
Si lo que hacemos lo realizamos para el Rey de Reyes y Señor de Señores: Jesucristo, lo que hagamos deberíamos hacerlo con dedicación y esmero, pues es para Él. Él merece nuestro mejor servicio y dedicación, nuestro mejor esfuerzo y empeño. Cuando el creyente tiene esa mentalidad y perspectiva, entonces, se esforzará por hacer lo mejor para el Señor.
¿Qué nos motiva a servir?
¿A quién queremos agradar?
¿De quién esperamos el elogio y las recompensas por nuestros actos de servicio?
Scripture
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“Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Podemos obrar (trabajar, servir) para obtener reconocimiento o recompensa en el mundo, o para recibir la aprobación de Dios. Las normas del mundo son la competencia, la avaricia, el deseo de aclamación; pero la norma de Dios es la integridad, el amor y la verdad. Cuando nuestra motivación es obrar para agradar a Dios, para su gloria, entonces nuestras acciones tienen otro significado, y adquieren una dimensión trascendente.
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