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Firmes en La Roca De Nuestra SalvaciónSample

Firmes en La Roca De Nuestra Salvación

DAY 3 OF 3

Recientemente, mi esposa y yo volvimos a ver la maravillosa película La cabaña (The Shack), y una vez más terminamos llorando al ver la escena en la que a Mackenzie le reaparece la “gran tristeza” en medio de su paseo en bote. Este comienza a destrozarse de forma vertiginosa, y Mack empieza a hundirse en algo oscuro y frío, como un petróleo recalcitrante… Al mismo tiempo, la gran tristeza consume la poca alegría o sonrisa que tenía minutos antes al disfrutar de los rayos del sol acariciando su rostro. Entonces, aparece Jesús, la luz del mundo, caminando sobre las aguas. El bote de Mackenzie ya está completamente destrozado y él está envuelto en pánico; su respiración está agitada, su ritmo cardíaco está superacelerado… “Solo mírame, Mack”, le dice Jesús. “Mira mis ojos y ven a mí. Confía y sal del bote… suéltalo, ven a mí”.

Así como Jesús hizo con Mackenzie y con sus discípulos en el mar de Galilea, Él se aparece en medio de nuestras tempestades, caminando sobre las olas. Nos aparta de aquellas cosas o personas que emulan la “gran tristeza” o, peor aún, de aquellas cosas que son como “petróleo recalcitrante”.

Él viene a nosotros cuando estamos en el horno ardiente, como hizo con los jóvenes hebreos. Y está con nosotros cuando somos lanzados en la guarida de los leones, como lo estuvo con Daniel.

Al igual que el rey David, muchos de nosotros añoramos escaparnos cuando estamos pasando por tiempos de temor, fatiga o sentimos que la gran tristeza nos respira en la nuca. Queremos escabullirnos, escondernos, alejarnos, ir a algún lugar donde ni siquiera nuestros equipos tecnológicos funcionen. Un lugar donde estemos muy, muy lejos de la gente, lejos de nuestros problemas, batallas, trabajos y luchas, donde las cosas estén calladas y pacíficas.

Algunos prefieren perderse o esconderse en sus dispositivos móviles, pasando horas y horas viendo vidas que no les interesan, pretendiendo relacionarse con personas que saben que tampoco les interesan, o se entumecen mirando la televisión, viviendo en un desánimo constante, presa fácil de la gran tristeza, a punto de rendirse ante la batalla, en lugar de creer y esperar confiados a que Jesús aparezca como un guerrero victorioso en el horizonte de nuestras desgracias para poner todo en orden.

Lo maravilloso de la gracia dada por Jesucristo es saber que Su fuerza nos es dada mayormente en nuestros tiempos de mayor debilidad. Pablo fue fiel testigo de esto al decirnos: “Y me ha dicho: ‘Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad’” (2 Corintios 12:9).

Finalmente, la creación de Dios una vez más nos enseña que el descuido paraliza todo desarrollo espiritual. En La cabaña, Papá le dice a Mackenzie: “Aunque soy especialmente afecto a ti, hay un abismo entre tú y yo”. Y esto sucede porque Mackenzie decidió ver la realidad a través del dolor, lo que hizo que la gran tristeza nublara su relación con Dios, alejándolo de la casa de Abba Padre.

Esto es una realidad que la película refleja perfectamente. Si descuidamos las plantas o los animales, privándolos de agua y alimentos nutritivos, la muerte empieza a ganar la batalla en ellos. Lo mismo ocurre con nuestro corazón. Salomón describe justamente tal cuadro: “Pasé junto al campo del perezoso, junto a la viña del que no tiene sentido común. Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno y su cerca de piedras estaba derrumbada. Entonces, mientras miraba y pensaba en esto, aprendí esta lección: Un poquito más de sueño, otra pequeña siesta, cruza los brazos para descansar… y te asaltará la pobreza como un ladrón, y la escasez como un bandido armado” (Proverbios 24:30–34).

Salomón nos advierte que el descuido personal destruye la viña sagrada de nuestro corazón, lugar escogido por Dios para el encuentro en nuestro interior.

¡Medita en esto!

Queridos amig@s, espero que estas reflexiones hayan sido de bendición para su vida como lo ha sido para la mía. El deseo de mi corazón y oración por ustedes es que el Señor les siga bendiciendo.

¡Hasta una próxima oportunidad!

Con amor en Cristo,

Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global

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Day 2

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Firmes en La Roca De Nuestra Salvación

Con el correr de los años, he llegado a pensar que solo hay una cosa que temo por encima de todas, y es el pensar que mi obstinado corazón me pueda alejar de Cristo. Me estremezco ante la noción que podría llegar a ser “tibio” por no decir perezoso espiritualmente o negligente, al ir dejando a un lado las sanas disciplinas espirituales de orar y buscar la Palabra de Dios.

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