El ayuno bien hecho: preguntas y respuestasSample

¿Cuáles son los beneficios del ayuno?- Parte I

Atrae la recompensa de Dios. “Cuando des... tu Padre... te recompensará... Cuando ores... tu Padre... te recompensará... Cuando ayunes... tu Padre... te recompensará”, Mateo 6:3-4, 6, 16-18 (NTV). Cornelio combinó las tres disciplinas espirituales mencionadas en este pasaje, y él y toda su familia fueron llenos del Espíritu Santo (Hechos 10:30-31).

Permite escuchar la voz de Dios con claridad. En los días que ayunó Dios le reveló a Moisés los diez mandamientos (Éxodo 34:28). Pablo recibió la llenura del Espíritu Santo mientras estaba en ayuno (Hechos 9) y Daniel tuvo nuevas revelaciones cuando sumó el ayuno a sus oraciones (Daniel 10:12-14).

Levanta el juicio de Dios. Los habitantes de Nínive lograron aplacar la ira de Dios y revertir un pronóstico de destrucción combinando varios recursos espirituales, especialmente el ayuno: “La gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno... Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había amenazado”, Jonás 3:5-10 (NTV).

Rompe ataduras sexuales. Los habitantes de Gabaa estaban dominados por una fortaleza sexual demoníaca: “Los hombres de aquella ciudad, hombres hijos de Belial, rodearon la casa, golpeando las puertas, y diciendo al... viejo dueño de la casa: Saca fuera el hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos”, Jueces 19:22 (RVG). Los hombres de aquella ciudad que quisieron violar al levita, y que finalmente violentaron a su esposa, eran hijos de Belial. ¿Y con qué armas se pelea contra los hijos de Belial? David nos recuerda que son como espinos que no podemos tocarlos con las manos sin resultar dañados (2 Samuel 23:6-7, SRV2004). Necesitamos armas de hierro y asta de lanza, es decir ayuno y oración. Las fortalezas espirituales que se levantan detrás de toda perversión sexual son tan poderosas que, para derribarlas, se necesitan combinar la mayor cantidad de recursos espirituales disponibles, siendo fundamentales el ayuno y la oración.