Oír La Palabra Para Una Vida De Intimidad Con DiosSample
Debemos leer la Palabra de Dios. “Leerán este libro de instrucción a todo el pueblo... Convoquen a todos, hombres, mujeres, niños y los extranjeros... para que oigan lo que dice el libro de instrucción y aprendan a temer al SEÑOR su Dios...”, Deuteronomio 31:11-12 (NTV). Pablo dijo: “Les ordeno...que lean esta carta a todos los cristianos”, 1ª Tesalonicenses 5:27 (NT BAD). “Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía...”, Apocalipsis 1:3 (NTV). ¿Con qué frecuencia deberíamos leer las Escrituras? Esta batería de preguntas te guiarán a una respuesta certera. ¿Con qué frecuencia tienes tentaciones, problemas y dificultades? ¿Con qué asiduidad necesitas dirección, sabiduría, guía y ánimo? ¿Cuántas veces en tu vida necesitas ver el rostro de Dios, escuchar su voz, sentir su presencia y conocer su poder? La respuesta a todas estas preguntas es la misma: ¡Todos los días! Moody dijo: “El hombre no puede tomar una provisión de gracia para el futuro, así como no puede comer lo suficiente para los próximos seis meses o guardar aire suficiente en sus pulmones en una sola vez para vivir durante una semana. Día a día debemos recurrir a la inagotable reserva de la gracia de Dios”. Si utilizas quince minutos todos los días para leer la Biblia podrás leerla enteramente en menos de un año. Perfectamente viable.
Un llamado de atención para aquellos padres que no reconocen todavía la gran misión que tienen de hacer que sus hijos conozcan a Dios. Deberían imitar a Jesús cuya prioridad fue que sus hijos, como llamaba a sus discípulos (Hebreos 2:11-13) aprendieran a depender de Dios (Juan 17:12). El gran secreto para no sufrir ninguna pérdida es ‘empujarlos’ para que desarrollen una relación de amistad con Dios desde que son muy pequeños: “Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán”, Proverbios 22:6 (NTV). Existen muchos ejemplos en las Escrituras de padres piadosos que asumieron esa responsabilidad y cuyos hijos han sido una enorme bendición para la toda la humanidad. Pensemos solo en Jocabed, la madre de Moisés; en Zacarías y Elisabeth, los padres de Juan el Bautista y en Eunice la madre de Timoteo, 2ª Timoteo 3:15.
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Escuchar, leer, estudiar y meditar en la Palabra de Dios es lo que nos da la sabiduría y la fe para enfrentar cada desafío en nuestro diario caminar.
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