Redimidos, Elegidos e HerederosSample
La Iglesia como elegida
La elección de Dios es uno de los misterios más hermosos de la fe cristiana. La palabra griega para escogió, eklegomai, significa seleccionar o separar para un propósito específico. Antes de la creación del mundo, Dios ya nos había separado para Él. Esta elección no se basó en nuestros méritos o acciones, sino exclusivamente en su amor soberano. Fuimos escogidos para ser santos, lo que significa estar separados para Dios, consagrados para un propósito divino.
La santidad, en griego hagios, no se refiere solo a una moralidad elevada, sino a una vida dedicada a Dios, distinta del mundo. Además, hemos sido llamados a ser sin mancha (en griego, ámōmos), es decir, sin culpa o defecto delante de Dios. Esta condición solo es posible gracias a la obra redentora de Cristo, quien nos purifica y nos presenta ante el Padre como justos.
El texto también nos habla de la predestinación, lo que significa que Dios ya había determinado nuestro destino en su plan de amor. Él nos predestinó para ser sus hijos adoptivos, para vivir en relación con Él. La elección de Dios es una invitación al amor, a la santidad y a la comunión con Él.
Saber que hemos sido escogidos por Dios debe llenar nuestro corazón de gratitud y motivarnos a vivir una vida de santidad. Como elegidos, estamos llamados a vivir de manera digna de ese llamado, reflejando el carácter de Dios en todo lo que hacemos. Es un privilegio y una responsabilidad vivir como el pueblo escogido de Dios, mostrando al mundo su amor y santidad.
Scripture
About this Plan
La misión de Dios es la expresión de Su propósito eterno para la creación, especialmente para la humanidad. Desde la caída del hombre, Dios ha trabajado en la historia para redimir y restaurar la relación rota entre Él y la humanidad. La misión de Dios, o Missio Dei, se centra en devolver todas las cosas a la armonía con Su voluntad, y la Iglesia está llamada a ser la principal heredera y colaboradora en esta misión divina.
More