Todo va a estar bienSample

¿Qué valor tiene la vida para ti?

Cada día, en medio de la adversidad por la que estemos pasando, el dolor nos enseña a ser fuertes y genera en nosotros resiliencia. Para disfrutar de cada día, debemos valorar aquello que sí tenemos y dejar a un lado la queja y la autocompasión.

La Biblia nos enseña en Eclesiastés 3 que todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo y su hora. Siempre tendremos diferentes temporadas y épocas, y en cada una de ellas somos formados. El sufrimiento es parte de la vida, pero quedarse estancado es nuestra decisión. Tendremos días de luto, de pérdida y de llanto, pero también vendrá ese momento de reír, de tener paz y de sentir ese gozo por todo lo que está pasando en nuestra vida y familia. Sin importar el escenario, hay una verdad absoluta: Dios es bueno siempre y siempre estará con nosotros en cada temporada.

En el momento en que llegamos a la madurez espiritual, aprendemos que, a pesar de todo lo que pasemos, se vale descansar, sentir el dolor, la tristeza e incluso enojarse. Pero después, hay que levantarse, limpiarse el rostro y seguir creyendo. Cuando se pierde la fe y la esperanza, se pierde todo. Por eso, hoy busca alimentar el sentido de la vida y valorar todo aquello que sí tenemos, colocando cada día en nuestros corazones gratitud.

Cuando pasamos por las presiones de la vida, es fácil desenfocarse y dejar de lado lo que es verdaderamente importante y lo que nos sostiene cuando llega el dolor y las situaciones difíciles. Esto nos lleva a pensar: ¿Qué le da valor a mi vida? Quizás en los últimos años no hemos sido felices. Sin embargo, saber aquello que nos causa dolor nos permite tomar acción y sanar. Lo que no es válido es quedarse en esa silla de víctima de por vida. Por eso, hoy toma la determinación de sanar aquello que solo Dios sabe, para que puedas tener esa paz que solo Él te brinda y puedas ver el valor de tu vida a través de los ojos de Dios. Has sido amado y elegido desde el inicio.

Oración: Dios, gracias porque tú me amaste desde antes de nacer. Te entrego todo aquello que me impide avanzar y decido creer que tus planes para mí son mejores. ¡Amén!