Todo va a estar bienSample

El amor que fortalece y protege en las crisis

Creer que nacimos con un propósito es algo que nos da fuerzas internas para continuar. Hoy en día, la ansiedad, la depresión, la culpa y el estrés son factores que no nos dejan avanzar y, de cierta manera, nos están robando ese brillo y la ilusión de vivir. Aunque tengamos la fe más firme, siempre vendrán aflicciones que nos harán estremecer. Es en esos momentos cuando debemos detenernos y analizar cada situación, para no acostumbrarnos a que sean parte de nuestra vida diaria.

Podemos llegar a un desierto interminable, donde el dolor se siente difícil de superar, las noches se hacen más largas, las lágrimas claman por ayuda y la fe se va agotando. ¿Te ha pasado? Incluso peleamos con Dios muchas veces y tomamos esas situaciones como un castigo, o pensamos que simplemente se olvidó de nosotros, lo que nos lleva a que la ansiedad y el insomnio se incrementen. Esto también nos enseña que, aunque somos creyentes, no somos inmunes al dolor y seguimos siendo humanos.

Recuerda que Dios tiene el control de tu vida y de tu situación. Él nunca se ha olvidado de ti; siempre estás incluido en sus planes. Él siempre abre un camino donde no lo hay y cumple promesas. Aunque muchas veces sea difícil creer en ello y no podamos ver el milagro, Él está obrando. Por eso, hoy comprende varias cosas:

• Aunque a veces vivimos ciertas circunstancias que no podemos controlar, debemos aprender a soltar y confiar en el Dios de amor que tenemos.
• Aprendamos a vivir el hoy. Vive un día a la vez.
• Todo pasa.
• En medio de la soledad y el temor, Dios siempre es suficiente.
• Dios nos da la capacidad de resolver y enfrentar.

«En su momento se resolverá, ya que el exceso de futuro crea ansiedad».

Hoy, descansa en las promesas de Dios y entiende que quien nos cuida no duerme y está siempre a cargo de nosotros. Él siempre llega a tiempo en cada situación.

Oración: Dios, gracias porque tú eres bueno y tu misericordia es para siempre. Hoy decido descansar en tus fuerzas y en tu sabiduría. Sé que tu presencia me acompaña siempre y es tu amor el que me protege en las crisis. ¡Amén!