Completo En CristoSample

«Permanente confrontación de diseños, sistemas y pensamientos»

Un hijo de Dios, que ha tomado el reto de llevar la luz donde es necesitada, en lugar de aislarse o vivir una vida religiosa mística, sin interactuar con el mundo, es un hijo entendido en la oración del Señor en Juan capitulo 17, donde Jesús pide al Padre, que no seamos sacados, pero sí preservados del mal que el sistema representa. Derivado de esto, entendemos que día a día estaremos en una confrontación de diseños, sistemas de pensamiento opuestos, donde uno de ellos produce esclavitud y el otro, libertad. 

El entendimiento de la vida de Cristo, opera en nuestro interior, así como nosotros vivimos en Él, a esto llamamos «el principio de la doble habitación». Primeramente nos debe producir una convicción total de que estamos completos en Él que somos bendecidos con toda bendición y que estamos incluidos en el propósito eterno a desarrollarse en Cristo. Que somos hijos, herederos, reyes, sacerdotes y embajadores de un reino inconmovible y que fuimos recreados en Cristo, por medio de una semilla incorruptible. Que tenemos la mente de Cristo, que hemos sido sentados en lugares juntamente con Cristo, para recibir la autoridad para operar como sus ministros en la Tierra, ministros de reconciliación y no de condenación. Ministros competentes del nuevo pacto y que nada, absolutamente nada, nos puede separar del amor de Dios en Cristo en quien vivimos.

Por otro lado el sistema tratará de hacernos creer, que la plenitud del hombre radica en el bienestar, descrito como los principios elementales del mundo, inclusive aun una teología religiosa, o no fundamentada en la verdad presente, puede confundir a los hijos de Dios. Pues no traza su línea de pensamiento en el Cristo impartido, en la vida de cada creyente, y sigue buscando experiencias externas, en lugar de entender que Cristo en nosotros, era el plan divino para este tiempo. Cristo es la esperanza de gloria para la creación, pues es la cabeza de todo principado y autoridad. Toda gloria sea dada a nuestro Rey, quien nos dota de autoridad para desarrollar nuestra asignación. Tenemos confianza que esta autoridad es real y efectiva, pues no esta fundamentada en nuestras obras, sino en los meritos de Cristo, a Él toda nuestra adoración y gratitud.