¡Resiste!Sample
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Podría mencionar a muchos otros personajes, como Agar, quien también tuvo una revelación de Dios. Cuando estaba embarazada y fue echada de la casa de Abram, se alejó llorando, casi dejándose morir. En ese encuentro con Dios en el desierto, ella terminó diciendo: "El Dios que me ve", reconociendo que Él sabía todo lo que estaba ocurriendo en su vida (Génesis 16:13).
En lo personal, me llena de alegría saber que lo mismo nos sucede a nosotros. Hay áreas de nuestras vidas donde podemos percibir que Dios lo ha visto todo.
Otra revelación increíble es la de Abraham, cuando Dios le promete que hará de él una gran nación y le asegura que tendrá un hijo. Sabemos que pasaron muchas cosas antes de que esa promesa se hiciera realidad. Finalmente, Abraham tuvo a su hijo, pero luego, cuando el niño era un joven, Dios le dijo: "Abraham, debes sacrificar a tu hijo" (Génesis 22:1-2).
Imaginen lo que debió sentir Abraham después de tantos años de espera. ¿Te has preguntado cuánto tuvo que resistir durante ese tiempo? Y luego, en obediencia, caminar hasta ese monte para sacrificar a su hijo sin entender lo que estaba sucediendo. Es similar a lo que muchos de nosotros vivimos: seguimos caminando aunque nos duela. Sin embargo, cuando llega el momento de Dios, al igual que Abraham, experimentamos la revelación de que Él provee (Génesis 22:13).
Mirando esto, me pregunto: ¿cuánto ha provisto Dios para mi vida recientemente? Tal vez pensemos en cosas materiales como la comida o nuestras necesidades básicas. Pero, más allá de eso, ¿no es maravilloso reconocer que en Jesús tenemos una provisión eterna? Dios mismo se entregó, convirtiéndose en nuestra salvación, en nuestra provisión eterna.
También está la revelación de José, que es fascinante. Sabemos que enfrentó cosas terribles por parte de sus hermanos, pero al final pudo decir: "Yo sé que Dios puede transformar cosas terribles en cosas buenas" (Génesis 50:20).
Creo que este es un principio que deberíamos recordarnos constantemente: nuestro Dios es capaz de transformar lo terrible en algo bueno. Es inspirador reflexionar sobre cómo estos hombres y mujeres de Dios pudieron resistir.
Pero entonces me pregunto: ¿estoy resistiendo igual que ellos? Para mí, esto está siendo un proceso personal. Dios está siendo mi provisión, mi compañía y mi protección. Estoy aprendiendo a descansar en que Él lo ha visto todo y que se encargará de todo.
La verdadera pregunta es: ¿cómo estás viendo a Dios, a Jesús, hoy? A veces puede que lo veamos de manera borrosa, sin claridad. Porque, al igual que para ellos, no fue fácil, y para nosotros tampoco lo será. Ellos atravesaron años de espera, dolor y paciencia.
Confieso que yo misma he vivido años difíciles. Por ejemplo, un año marcado por contrastes: uno de los momentos más felices de mi vida fue el matrimonio de mi hermano, pero ese mismo año enfrenté uno de los días más tristes, el fallecimiento de mi amiga Paty.
Fue un año donde literalmente tuve que resistir. Fue realmente difícil. Tal vez por eso la palabra que más escuchaba era "resiste". Hubo días donde la resistencia más grande que podía ofrecer era simplemente acostarme a dormir. En otro entorno, habría sido como una bomba atómica, con la peor actitud. Pero en lugar de explotar, prefería dormir, resistir y recordarme a mí misma: "Mañana, la misericordia del Señor será nueva".
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"Si resistimos, también reinaremos con Él". En otras versiones de la Biblia dice: "Si perseveramos, si sufrimos con valor, si soportamos nuestros sufrimientos, si soportamos privaciones". Al final, si resistimos, si eso ocurre, reinaremos. Porque reinar es ese proceso de caminar con nuestro Dios en cada día de nuestro viaje.
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