Del Caos a La ClaridadSample

Antes de este momento, acabas de leer que donde los israelitas cruzaron el Jordán, había un hombre llamado Moisés. Él fue a ver al faraón y exigió que los israelitas fueran liberados de la esclavitud. El faraón se resistió; hubo una lucha. Pero al final, los israelitas siguieron a Moisés para salir de Egipto, con la intención de encontrar la tierra prometida que Dios tenía para ellos. Luego pasaron décadas vagando por el desierto hasta que Dios levantó a Caleb para que proporcionara un reporte diferente de Canaán. El único otro espía que estuvo de acuerdo con el relato de Caleb fue Josué. Él continuaría guiando a los israelitas a la tierra prometida.

Josué llevó al pueblo de Dios al río Jordán, un río enorme e intimidante. Al otro lado estaba la tierra prometida, Canaán. En ese momento, Israel estaba atrapado en el medio. Y estaban cansados. Les habían hablado de esta tierra prometida por mucho tiempo, que es como si muchos de ellos dejaron de creer que fuera posible.

Cuando Josué e Israel llegaron al río Jordán, Josué recibió una revelación para tomar el arca del pacto, en la cual, habitada la gloria de Dios, y la puso sobre los hombros de los sacerdotes y la llevaron a las aguas. Josué sabía que, si hacían esto, lo imposible se volvería posible. Así que llevaron la presencia de Dios a las aguas de la imposibilidad. Y las aguas retrocedieron.

Amigo, lo has intentado de todas las otras maneras. Pero te reto a que traigas la presencia de Dios en tu situación. Te reto a que invites a su presencia en tu matrimonio, en tu adicción, justo antes de que te prepares para hacer ese hábito que odias.

La presencia de Dios solía estar confinada en el arca del pacto, pero hoy su presencia está dentro de nosotros a través de su Espíritu debido a lo que Jesús hizo por nosotros. Jesús nos lleva a través de nuestro propio río Jordán y hacia a la verdadera tierra prometida. Él nos libera para siempre.

Al principio, el Jordán era un río imposible para Josué e Israel. Pero después de que cruzaron al otro lado, Josué hizo que pusieran una piedra allí para recordar lo que sucedió. La piedra les recordaría a las generaciones futuras lo que sucedió en el Jordán. Se contaría la historia del poder y la fidelidad de Dios.

Es hora de identificar tu río Jordán —ese jefe final en el juego de la vida— y traer a Jesús a bordo para que puedas cruzar el río hacia la renovación.

Pregunta

¿Cuál crees que es tu río Jordán —lo que parece insuperable en tu vida? ¿La lucha, el hábito, el pecado o el error que sientes que nunca podrás superar, pasar o crecer más allá?