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Renovando El Ser Interior

DAY 4 OF 5

Hay un texto revelador en la Biblia, este dice que: "Dios no nos ha dado un espiritu de temor o cobardía, sino de poder, amor y de dominio propio" (2 Tm.1:7). Lo cual indica que si el temor nos visita y le abrimos la puerta, puede acomodarse a tal grado que invadira nuestra alma y nos paralizará, y si persiste nos impedirá progresar en la vida. Por tanto, se convertirá en una emoción tóxica que debemos enfrentar.

El temor en si mismo no es el problema. Pues sentir miedo en oportunidades nos puede ayudar a sobrevivir, lo complejo es cuando sentimos miedo "Per se", porque todo nos causa temor. Satanás, nuestro adversario es un experto en usar el temor como arma para robarnos la paz y otras bendiciones espirituales que Dios nos ha dado a través del triunfo de Jesús en la Cruz. Dios nos creó para la alegria de una vida que requiere que demos valientes pasos de fe y le veas a Él intervenir por ti.

La Biblia menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El segundo es el tipo de temor del que venimos hablando y debe ser superado. El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que signifique estar temeroso de algo. Más bien, es un temor reverencial por Dios; una reverencia por Su poder y gloria. Sin embargo, también es apropiado para referirnos al respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.

El temor del Señor conlleva muchas bendiciones y beneficios. El Salmo 111:10 dice: "El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!". Por todo esto, se puede ver que el temor del Señor debe ser fomentado.

Pero, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia no es beneficioso en absoluto. Este es el “Espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder de amor y de dominio propio”. Así que podemos ver desde el principio que este “espíritu de temor” no viene de Dios.

Sin embargo, algunas veces estamos temerosos; algunas veces este “espíritu de temor” nos vence, y para vencer este temor necesitamos confiar y amar a Dios completamente. Primera de Juan 4:18 nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Sin embargo, nadie es perfecto, y Dios lo sabe. Es por eso que Él ha esparcido generosamente aliento contra el temor a través de la Biblia. Comenzando desde el libro del Génesis y continuando a través de toda la Biblia hasta el libro de Apocalipsis, Dios nos dice “No temas”.

Por ejemplo, Isaías 41:10 nos anima “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. A menudo tememos el futuro y lo que será de nosotros. Pero Jesús nos recuera que Dios se preocupa por las aves del cielo, así que, ¿cuánto más proveerá para Sus hijos? “Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31). Tan solo estos pocos versículos cubren diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo los diferentes aspectos del “espíritu de temor”.

En el Salmo 56:11, el salmista escribe: “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?”. Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios porque conoce y entiende Su poder. Entonces, la total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor. Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno. Como dijo Job cuando estaba experimentando unas de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15).

Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que vengan contra nosotros. Seremos como el salmista que con confianza dijo: “…Alégrense todos los que en Ti confían. Den voces de júbilo para siempre, porque Tú los defiendes. En Ti se regocijen los que aman Tu nombre” (Salmo 5:11).

Reflexiona en esto:

El siguiente paso en la lucha contra tus pensamientos tóxicos es reemplazarlos con la verdad de Dios. El mejor lugar para encontrar la verdad de Dios es en Su Palabra.

¿Por qué es más fácil tener pensamientos tóxicos que centrar la mente en la verdad?

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Renovando El Ser Interior

Por la gracia de Dios, siempre tenemos oportunidad para decidir qué cosas son importantes para nosotros y cómo conseguirlas. Pero, lo triste es saber que en oportunidades nos enfocamos más en lo externo. Y aunque esto no está del todo mal; qué grato sería si de forma intencional nos enfocáramos en desintoxicar el alma con el fin de escuchar a Dios para conocer Su voluntad para el nuevo año.

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