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Agradecimiento

Por Rocky Fleming

Día 2: Amor a Dios / Amor a los demás

Cuando entramos en una comprensión más profunda del amor de Dios por nosotros, se desencadena una respuesta. La más obvia es que nuestro amor por Jesús crece. Entendemos mejor lo que Él hizo por nosotros. Comprendemos mejor el amor sacrificial del Padre que se necesita para dar a Su Hijo para redimirnos. Entendemos la conexión crítica que tenemos con Dios a través del don de Su Espíritu en nuestras vidas. Amamos al Espíritu Santo y lo reconocemos como una Persona dentro de la Santísima Trinidad. Amamos al Padre y lo vemos como nuestro Abba. Crecemos en una relación íntima y duradera con Dios a través de este proceso.

Pero no se detiene ahí a menos que lo detengamos. Este amor por Dios que tenemos por Él y que Él tiene por nosotros se abre camino en nuestro mundo y comenzamos a amar a los demás de maneras radicales "como Dios". Esto sucede porque Él está amando a los demás a través de nosotros como si estuviéramos a lo largo del viaje. Esto es una consecuencia de un espíritu agradecido que crece dentro de nosotros. Este agradecimiento desata una adoración y una expresión reprimidas que deben ser soltadas, y se sueltan hacia las personas en nuestras vidas y las dirigen a Cristo.

Dije que podemos detener este proceso. Sucede todo el tiempo y la razón clave es el egocentrismo. Dios ha creado un flujo sagrado de Su amor de Él a nosotros y a través de nosotros. Si lo asimilamos y no permitimos que fluya a través de nuestras vidas hacia los demás, se produce el estancamiento y se alimenta el egocentrismo. La clave para romper este dique egocéntrico en nuestra vida es amar a Dios y amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Es tan simple como eso.