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EL MESIAS/ DIOS FUERTE

“Y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte” (Isaias 9:6).

“NO LE DIGAS A DIOS CUÁN GRANDE ES TU PROBLEMA, DILE A TU PROBLEMA CUÁN GRANDE ES DIOS”.

¿Has escuchado alguna vez esta frase? Es una de las declaraciones más poderosas que yo he escuchado en toda mi vida, y que trae orden a mis emociones cuando las circunstancias a mi alrededor se complican. Jesús mostró su autoridad delegada por el Padre, sobre demonios, sobre tempestades, sobre la muerte, sobre las acusaciones, sobre la necesidad primaria de comer, aun sobre su propio sufrimiento. El Dios fuerte se manifestó en toda su vida.

El Mesías prometido, vino con este nombre: DIOS FUERTE. ¿Cuán fuerte es tu situación? ¿Cuán grande tu problema?

¡Qué bonitas y fáciles de leer son las palabras de ánimo! Pero, ¡ay, cuando estamos pasando por momentos donde no controlamos las circunstancias! Cuando se escapa de nuestra capacidad traer solución y orden, a nuestro presente. Peor aún si en nuestra impotencia tenemos la responsabilidad del bienestar de terceros, peor aún si esos terceros son más vulnerables que nosotros. En esos momentos solo intentamos ser fuertes en nuestras propias fuerzas. Y nos olvidamos que hay alguien a quien le importamos nosotros y nuestras circunstancias al punto de haber cargado sobre su cuerpo, y sobre su alma el peso y el dolor, de todos nuestros errores y desordenes.

No puedo avanzar, no puedo soltar, no puedo entender, no puedo olvidar, no puedo…
¡No podemos más, pero seguimos igual, día tras día!

Es importante que entiendas y creas, que el Mesías vino con muchos nombres porque es Dios mismo, y quiere mostrarnos que en Él reside todo el Poder. Nos ama diaria y continuamente. Su Palabra es tan veraz y poderosa que todo fue creado a través de ella.

Hoy en día creer su Palabra transforma tu presente y tu futuro. Creer es confiar, y esto está al alcance de todos porque se trata de una decisión. Cuando tus fuerzas se acaben de verdad y caigas rendido, te darás cuenta de lo expuesto que estás. Ese es el sentimiento del vencido; ya no puedo pelear más, pero sigo viendo evolucionar las circunstancias hacia el declive, hacia la victoria de mi opresor. Humillación impuesta, derrota, fracaso. Si al final de todos los intentos hemos de caer rendidos ¿Por qué no caer rendidos antes y voluntariamente? ¿Por qué no acercarnos al Mesías, Dios Fuerte?

La rendición en nuestra lucha personal por hacer lo que queremos hacer en nuestras fuerzas, derriba las barreras que impiden el Poder de Dios obrando a nuestro favor. El Dios fuerte lo es en todas las áreas de nuestra vida; relaciones, economía, crecimiento, salud, emociones. Su fuerza radica en su Amor incondicional por su creación, tú y yo. No lo olvides fuiste creado a su imagen y semejanza, pero solo en Él, en el Mesías, reside todo el Poder. Por el Mesías, por ese niño que nos ha sido dado tenemos acceso al Dios fuerte. Él está de nuestro lado. Su poder opera en nuestra debilidad, no hay situación que sea más fuerte que el Mesías que nos fue dado.