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EL MESÍAS / SALVADOR
“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de
muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:2).
El Mesías es anunciado muchos siglos antes de nacer. El pueblo que lo recibirá como un bebé más, anda en oscuridad, tiene un velo en los ojos que le impide reconocer la luz, la luz verdadera. La luz que mostrará sus decisiones erradas, sus conceptos equivocados, sus miedos y su egoísmo, su independencia de Dios, y lo más extraordinario; librándolo de la culpa de haber errado por tanto tiempo.
El Mesías cumple su ministerio; nace y crece como un hombre. Le enseña al pueblo quién es el Creador y quién es el camino hacia Él. También desenmascara esas mentiras del diablo sobre su identidad que enfrentan al hombre y a la mujer contra su Creador. Les cuenta cómo va a morir y resucitar, y cómo este hecho los hará libres de culpa.
¡Consumado es! son las últimas palabras del Mesías. Lo ha entregado todo, ya no le queda ni sangre en las venas. Entregó el mensaje, entregó sus días, entregó su pasión, su poder, y se entregó a sí mismo. Ahora quedó lleno de la culpa de toda la humanidad. Una tremenda oscuridad cubre la tierra en ese momento, y semejante a la semilla que muere sola y en oscuridad, a través de la abertura de sus heridas, mana el poder de la nueva vida que dará la oportunidad al ser humano de reescribir su historia.
Lo siguiente debiera ser el relato de una celebración llena de gratitud y entrega al Mesías.
Pero no cuenta eso el relato de la historia:“A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron”, cuenta el evangelista Juan.
¿Te ha pasado alguna vez, esperar algo o a alguien por mucho tiempo y luego darte cuenta que llegó y se fue, y no lo viste? ¿No te queda la sensación de haberte perdido algo importante que necesitabas?
Cristo, el Mesías cumplió su cometido, consumado es. Todo lo que tenía que hacer para liberar al hombre de las mentiras del diablo sobre su identidad y, de la paga del error de creerse suficiente en sí mismo, ya está hecho. Hay un justificante delante del Padre; las marcas de la cruz en el cuerpo del Mesías confirman que se pagó la deuda.
A nosotros nos queda aceptar ese pago, reconocer la deuda y el amor de Jesús mostrado en la cruz, y vivir de acuerdo a nuestra identidad en Cristo. Consumado es. Solo tienes que aceptar lo que ya está hecho y vivir en el diseño original.
El MESÍAS lo hizo por ti, Él pagó por tus errores, acéptalo, se agradecido y vive en libertad. Descubre tu diseño original. Y da gloria al que te creó.
Scripture
About this Plan
Este devocional te lleva a conocer al Mesías en siete días. Te presenta desde su unción hasta su papel como Salvador. Se destaca como Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno y Príncipe de Paz, ofreciendo dirección, protección y paz a quienes lo aceptan. Él es la respuesta a las necesidades más profundas del ser humano.
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