El Padre NuestroSample
Ejercitando el perdón.
Cuando hablamos de perdón tendemos a pensar en aquellos que nos hicieron algún mal y no podemos olvidar aquella acción que nos hirió, también se nos viene a la mente gente que hemos dejado de tratar a causa de sus actos hacia nosotros u otros, pero pocas veces miramos hacia nuestro interior pensando en cuánto debemos perdonarnos para poder perdonar o cuánto debemos perdonar para ser perdonados. El perdón es un ejercicio de ida y vuelta. Perdonar para ser perdonados. Comienza por nosotros. Este ejercicio requiere de ayuda divina por tal motivo al enseñarnos a orar Jesús nos muestra la importancia de perdonar.
El perdón requiere comprensión, esa comprensión entendida desde la mirada hacia el otro con amor, mirando al otro como a nosotros mismos. Entendiendo y pensando el bien hacia nuestro prójimo, aceptando la diferencia y reconociendo primero nuestras imperfecciones antes que las del otro.
El perdón es mucho más profundo que el olvido, dado que olvidar es más fácil que perdonar; puedo olvidarme sin sacarme la mochila del perdón, porque es un olvido cognitivo, pero no espiritual. La única manera de perdonar es identificando lo que me hirió realmente y sanando esa herida en mi interior y hacia quien me hirió.
Por eso es necesario despojarnos de nuestro YO y eso conlleva humildad poniendo en práctica el amor de Cristo aplicado en nosotros.
A veces se relaciona el perdón con perder una posición o como un acto de debilidad, pero en realidad el perdón requiere valentía, saber pedir perdón nos da más autoridad que no saber hacerlo. Cuanto más perdonemos más vamos a crecer y si logramos perdonar a quienes nos hacen mal vamos a poder vivir plenamente a Cristo en nosotros.
El perdón no requiere nada a cambio, no se trata de negociar, se trata de un camino de mano única. ¡Qué perdidos estaríamos si Cristo hubiese negociado nuestro perdón!. Perdonó de manera unilateral sin esperar nada a cambio. Si negocio el perdonar, no estoy perdonando.
El perdón nos hace verdaderamente libres.
El perdón es el inicio del dominio propio, nos fortalece el carácter ya que el rencor y la falta de perdón nos esclavizan.
Debemos entender que el primer beneficiario en perdonar somos nosotros, cuando perdonamos estamos dando un salto gigante en nuestra calidad de vida.
Cristo es nuestro perdón.
Miremos como Cristo nos perdonó a nosotros. Cristo perdonó despojándose a Sí mismo. Él nos perdona de cualquier pecado, sin escala de gravedad. En Cristo está concentrada la palabra PERDÓN. El perdón de Cristo está basado en Su amor. Su perdón es pura gracia, regalo desinteresado entregándose por completo. Su perdón es integral.
Liberémonos de la carga que nos genera el rencor y la falta de perdón, comencemos por perdonarnos y pongámonos en el lugar del otro bajo una mirada de amor, comprensión y entrega para poder vivir vidas plenas, abundantes y libres. Cuanto mayor sea nuestra capacidad de perdonar, mayor será nuestro beneficio de ser perdonados.
Pidámosle a Jesús que Él nos perdone y nos dé la capacidad de perdonar para que Su perdón sobreabunde en nosotros.
About this Plan
Veamos juntos a Jesús enseñarnos a conversar con el Padre de una manera eficaz, fluida y con contenido profundo. El Padre Nuestro es una guía práctica donde se nos enseña una oración poderosa que transforma realidades. Jesús les enseña a Sus discípulos la forma de orar en el marco de cómo lo estaban haciendo aquellos que oraban por orar, para ser vistos o por costumbre, pero sin poder ni convicción.
More