Cree y Recibe: Desvelando el poder del amor de Dios

Nacida en el culto a los ídolos en la Ghana rural, Daavi estaba angustiada. Una misteriosa enfermedad se había apoderado de ella.

"¡Los dioses me han golpeado! ¡Nunca me recuperaré de esto! Habré ofendido a los dioses y esta enfermedad es mi castigo". Todos estos pensamientos pasaban por su mente.

Buscó ayuda por todo el pueblo. Daavi fue de un sacerdote fetichista (una persona que trata de mediar entre los espíritus y las personas) a otro, pidiéndoles que intervinieran entre ella y los dioses enfurecidos. Vagó de un hospital a otro. Pero ninguno podía curarla. Había servido fielmente a esos ídolos y los había adorado, vertiendo ofrendas líquidas en el suelo como sacrificio ceremonial a los dioses y siguiendo los pasos de sus antepasados, que les transmitieron esos dioses a ella y a sus hermanos.

Pero ni siquiera sus dioses pudieron ayudarla.

La rodeaba tanta oscuridad. No encontraba alivio al tormento de su mente y su cuerpo.

Lo que realmente necesitaba, al igual que Nicodemo en Juan 3, era el único que podía intervenir de verdad: el salvador, Jesús. Necesitaba luz para la oscuridad en la que había nacido.

Juan ilumina el plan de redención y el amor del Salvador por la humanidad a través de la conversación entre Nicodemo y Jesucristo. Nicodemo, un líder religioso, anhelaba ser salvado y, sin embargo, no sabía cómo, a pesar de que enseñaba la ley.

Nicodemo le hace una pregunta personal a Jesús:"¿Cómo puede alguien nacer siendo viejo? Seguramente no puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre para nacer". (Juan 3:4, NVI).

Cuán desesperado e impotente debió sentirse Nicodemo al saber la necesidad de ser salvado y, sin embargo, no saber cómo.

Jesús responde, "En verdad os digo que nadie puede entrar en el Reino de Dios si no nace del agua y del Espíritu. La carne da a luz la carne, pero el Espíritu da a luz el espíritu. No os extrañéis de que os diga: "Tenéis que nacer de nuevo"" (Juan 3:5-7, NVI).

Luego relaciona el nacer de nuevo con tener vida eterna, comprada por Jesús. "Porque así es como Dios amó al mundo: dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna", dice Jesús a Nicodemo (Juan 3:16). Jesús ayuda a Nicodemo en su necesidad.

Jesús hizo lo mismo por Daavi.

La vecina de Daavi le sugirió que intentara ir a la iglesia con ella. Desesperada por encontrar una solución, Daavi aceptó, aunque la iglesia era un lugar desconocido para ella. La llevaron a la iglesia local, donde permaneció seis meses.

Allí, Daavi conoció a Jesús.

No sólo confió en Jesús para el perdón de sus pecados, sino que Dios también sanó su cuerpo. Las tinieblas que la perseguían, la enfermedad, el dolor y la agonía, ¡todo quedó en el pasado! Ella ha visto la luz y la libertad que sólo Jesús puede dar. Dejó de adorar ídolos y desde entonces ha servido a Cristo durante los últimos 40 años. Cuarenta años dedicados a amar a Jesús. Ella comparte hasta el día de hoy que Jesucristo es todo lo que necesitamos en esta vida.

Mi abuela, Daavi, es una orgullosa receptora del mismo amor incondicional del que Jesús habla con Nicodemo. Jesús se convirtió en la luz en su oscuridad y le ha mostrado su amor, que ha brillado para todas las personas de su vida.

Reflexiona:

¿En qué parte de tu vida deseas que brille Su luz para ti?

¿Estás dispuesto a abrazar Su amor?

Ora:

Querido Dios, confío en Tu amor por mí. Gracias por venir a este mundo y sacrificarte para que yo pueda tener una relación restaurada contigo. Ayúdame a ver siempre Tu luz y Tu amor en cada dificultad que encuentre.

Comfort Arthur es miembro del personal del Movimiento de la Gran Comisión (como se conoce a Cru) de Ghana. Es una apasionada, joven y dinámica del uso de la tecnología para resolver problemas, especialmente en el ámbito cristiano.