Un Servidor EjemplarSample
Han pasado veinte años desde que un joven llamado Felipe servía las mesas para alimentar a las viudas. Veinte años de aquella desprevenida persecución que lo tuvo que alejar de Jerusalén. Veinte años del asesinato de su amigo Esteban. Ahora, veinte años después, un tal Pablo, aquel que en su momento había perseguido a la iglesia y había aprobado la muerte de su amigo, viene a golpearle la puerta para reunirse con él.
Si fueras Felipe, ¿le abrirías la puerta? ¿Cómo reaccionarías?
El propio Felipe lo tenía claro: a pesar de los hechos vividos en el pasado, abrió la puerta y lo dejó entrar. Felipe tenía un corazón sano: abrió su corazón al abrirle la casa a Pablo y a sus acompañantes.
Una cosa es servir y otra cosa es mantenerse en el servicio. ¿Cómo hizo Felipe para mantenerse al servicio de Dios durante años y años a pesar de las pérdidas, la tristeza y las huidas?
Pudo perdonar a su perseguidor
Un servidor tiene un corazón liviano. Felipe entendió que todo ayuda para bien, aun aquellas cosas que están fuera de control y que son dolorosas. La persecución a la iglesia fue dura y se cobró muchas víctimas, pero todo ayudó para que la iglesia creciera, para que muchos sean salvos, para que el evangelio se expandiera y se diera testimonio de que hay un Dios que también perdona.
Felipe pudo perdonar porque entendió que debía dejar el pasado atrás para concentrarse en el futuro. Se aferró más al futuro que al pasado. Su futuro fue servir junto a la iglesia de Cesárea, fue tener una familia, fue continuar predicando el evangelio (a tal punto que lo apodaron “el Evangelista”).
Felipe pudo perdonar porque su corazón estaba ligero. No guardó rencor, no guardó enojo, no guardó deseos de venganza.
Felipe pudo perdonar porque entendió que su pelea no era contra las personas, era contra el pecado. Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados y potestades satánicas.
Pudo criar hijos sanos que servían a Dios
Un servidor prepara a la siguiente generación de servidores. Felipe tenía una escuela de profetas en su casa. La palabra y revelación de Dios fluían allí dentro. Gracias a su corazón sano pudo formar una familia, educarla en los valores divinos y mantenerla en el servicio a Dios.
Felipe guio a sus hijos para que encontraran su lugar en la iglesia. Sus cuatro hijas lograron encontrar su ministerio y pudieron manifestar los dones del Espíritu. Así como Felipe, seamos mentores para que los nuestros encuentren su lugar, seamos guías para acercarlos a los propósitos de Dios, para que crezcan sirviendo y amando la obra de Dios.
Si eres padre, tal vez te preguntaste quién va a ser tu hijo en el futuro, o tal vez eso te lo preguntaron en algún momento. Tal vez sea ingeniero, maestro, pastor, artista, puede ser muchas cosas, pero lo que siempre tiene que ser, más allá de su profesión o de su propósito, es ser siervo. A pesar de lo que definamos en nuestra vida, hay algo que no debemos dejar de lado y es ser siervos. Simples siervos al servicio de Dios.
Pudo vivir una vida a disposición del Reino
12 Cuando lo oímos, tanto nosotros como los creyentes del lugar le suplicamos a Pablo que no fuera a Jerusalén.
13 Pero él dijo: «¿Por qué todo este llanto? ¡Me parten el corazón! Yo estoy dispuesto no solo a ser encarcelado en Jerusalén, sino incluso a morir por el Señor Jesús». 14 Al ver que era imposible convencerlo, nos dimos por vencidos y dijimos: «Que se haga la voluntad del Señor».
15 Después de esto, empacamos nuestras cosas y salimos hacia Jerusalén. 16 Algunos creyentes de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, un hombre originario de Chipre y uno de los primeros creyentes (Hechos 21:10-17 NTV).
Un servidor es alguien atento y dispuesto. Felipe estaba tranquilo en Cesárea: servía con excelencia, tenía una congregación y contaba con una familia entregada a Dios, pero cuando surgió la necesidad, volvió a Jerusalén. Volvió al lugar donde todo empezó. Veinte años atrás huyó a causa de Pablo y veinte años después vuelve junto con Pablo, porque cuando Dios llama hay que estar dispuestos.
Hay que estar dispuestos a acompañar a aquel que pasa por un proceso, hay que estar dispuestos a orar, hay que estar dispuestos a profetizar sobre nuestro futuro, hay que estar dispuestos a creer, hay que estar dispuestos a ir a donde Dios nos manda.
Oración:
Señor, no me quiero ir de las mesas, no me quiero alejar del servicio. No me importan los cambios de etapas, los idas y vueltas de mi vida, o la incertidumbre del futuro, yo voy a seguir siendo un servidor. Señor, quiero ser alguien de corazón sano. Quiero ser alguien que perdone, quiero dejar el rencor, dejar lo que me pesa y tener un corazón más ligero. Señor, dejo atrás el pasado para trabajar en el futuro, en lo que preparaste para mí. Declaro que mis hijos e hijas van a servirte y van a continuar con el legado de servicio en mi familia. Siempre habrá un servidor en mi descendencia. Declaro que soy una persona siempre dispuesta al avance de tu reino y lo que tú necesites que haga, yo lo voy a hacer. En tu nombre, Amén.
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About this Plan
Cuando la Iglesia nació, lo hizo con carencias, pero hubo quienes se transformaron en siervos para suplir las necesidades de los primeros cristianos y permitir que la Iglesia se siga expandiendo en unidad. Siervos hubo muchos, pero haremos foco en una de las personas más incansables y fructíferas de la Biblia, hablaremos de Felipe.
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