Llevar fruto y el amor del Padre

Juan 15:8-9 – En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto: El propósito de dar fruto es dar gloria a Dios, no al discípulo. Un pámpano que lleva mucho fruto da honor al que cuida de la vid, y un discípulo que lleva mucho fruto en un sentido espiritual da honor a Dios.

La verdadera capacidad de llevar fruto sólo se determina durante un largo período de tiempo. Este principio se expone en la parábola de las semillas (Mateo 13).

D.A. Carson observa: “La conversión genuina no se mide por la decisión apresurada, sino por la fructificación a largo plazo”.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado: Jesús amó deliberadamente a sus discípulos según la forma en que Dios Padre lo amó a Él. Sabemos que Jesús amó a sus discípulos enseñándoles, protegiéndoles, guiándoles, sirviéndoles con sacrificio y usando su poder y autoridad para hacer estas cosas. De alguna manera, el Padre también hizo todas esas cosas por Jesús, y Jesús las hizo por los discípulos siguiendo ese patrón.

El amor de Jesús por su pueblo es tan notable, que esta es la analogía o ilustración que Él debe hacer. Él no dijo: “Te amo como una madre ama a su bebé” o “Te amo como un esposo ama a su esposa” o “Te amo como el soldado ama a su compañero”, ni siquiera “Te amo como un adicto ama a su droga”. La única manera en que Él podía pintar el cuadro era usando el amor del Padre por el Hijo.

Charles Spurgeon exhorta al creyente: “Amados, ustedes no lo hacen, no se atreven, no podrían dudar del amor del Padre por su Hijo. Es una de esas verdades incuestionables acerca de las cuales nunca soñaron con sostener un argumento. Nuestro Señor quiere que coloquemos su amor por nosotros en la misma categoría que el amor del Padre por sí mismo. Debemos estar tan seguros del uno como del otro”.

El Padre amó al Hijo con un amor:

· Que no tiene inicio.

· Que no tiene final.

· Que es íntimo y personal.

· Que no tiene medida.

· Que es inmutable.

¡Este es el amor que también recibimos a través de Cristo!

Basado en el Comentario bíblico Enduring Word de David Guzik.