Modelos De Multiplicación BíblicaSample
“Dale de comer al hambriento" (Ecl. 11:1) no es algo que de buenas a primeras se vea como un verdadero modelo de multiplicación. Es más bien como echar a perder una rica comida, pero resulta ser una inversión de costo y riesgo inicialmente, antes de que la ganancia aparezca. Porque, dice el predicador, "y un día serás recompensado".
Es comparable a la siembra del grano, cuya cosecha llega después de muchos días, con una multiplicación posiblemente de treinta a cien veces (Lucas 8:8). Por eso, el predicador nos anima a sembrar "por la mañana [...] y por la tarde [...], porque no sabes cuál prosperará, si esto o aquello, o si ambos serán buenos por igual" (11:6). También Pablo confirma este principio de "multiplicar dividiendo" y dice: "El que siembra escasamente, también cosechará escasamente, y el que siembra abundantemente, también cosechará abundantemente" (2 Cor. 9:6).
Dios ha dado al hombre tanta abundancia; pensemos en nuestros talentos, dinero, intelecto, creatividad, capacidades y medios. Hemos recibido la misión de utilizar fructíferamente todo el potencial que Dios nos ha dado y multiplicarlo para honrarle y ayudar a las personas que nos rodean (2 Cor. 9:11 y 12).
“Multiplicar a través de la división" es el principio matemático de 1 : 3 = 3 o más. Es una burla a la lógica humana, pero funciona. Por ejemplo, los valores inmateriales. Estos crecen al compartirse. Por ejemplo, si compartimos el amor, el amor crece. El amor se multiplica en la persona que comparte el amor y en la que lo recibe.
Lo mismo ocurre con el conocimiento. Si compartimos el conocimiento, el conocimiento crece y otros pueden aprovechar ese conocimiento. El dador original, a su vez, puede seguir construyendo sobre las nuevas contribuciones de los demás. De este modo, apilamos conocimiento sobre conocimiento y el conocimiento crece.
También en las finanzas se mantiene este principio de crecimiento a partir de la división. Si no hacemos nada con nuestro dinero, no se multiplica. Solo si invertimos el dinero, o lo dividimos, puede crecer, como leemos en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). El hombre que no hace nada con su dinero o sus talentos no tiene ninguna ganancia y nada se ha multiplicado.
Los de la parábola que salieron y se involucraron en transacciones comerciales, corriendo riesgos con sus inversiones, en realidad han multiplicado su suma original. Es este último grupo el que es alabado y recibe aún más.
Pregunta del día:
¿Qué partes de tus posesiones o de tu vida no compartes (todavía) con los demás, y cuál sería la ganancia si lo hicieras?
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¿Cómo podemos contribuir de forma económica a la vida abundante que Jesús tenía en mente, utilizando nuestras empresas y multiplicando nuestras posibilidades actuales? ¿Cómo podemos conseguir una empresa y una cultura empresarial que nos lleven a un crecimiento automático?
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