Conociendo a DiosSample
Cena con tu Creador
Devocional
Apocalipsis 3:20 revela una sorprendente visión de la relación que Dios desea tener con nosotros, la corona de su creación. En ella Jesús dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. ¿Sabes que Dios quiere ser tu amigo? Así como un amigo te invitaría a una cena, Dios desea pasar tiempo contigo. Todos los días Dios está llamando a la puerta de tu corazón. Si estás dispuesto a abrirle tu corazón y a escucharlo, puedes pasar tiempo con Dios de una manera más ilimitada y placentera que con cualquier otro amigo.
¿En qué aspectos de tu vida hoy necesitas la amistad de Dios? Juan 15:15 dice: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes”. La historia del evangelio es que Dios perdió la relación con la corona de su creación — tú y yo— y por la muerte de Jesús obtuvo una relación restaurada con nosotros. Dios ha estado trabajando incansablemente desde el primer pecado solo para poder llamarnos a ti y a mí “amigos” nuevamente. ¡Lo que deseas de los amigos que te rodean está completamente disponible para ti en Dios y en mayor profundidad aún!
Si necesitas un amigo con quien hablar, Dios está a la puerta de tu corazón pidiéndote entrar y pidiéndote también que escuches: “Mira que estoy a la puerta y llamo”. Si necesitas consejo, el Espíritu Santo, autor de la Biblia, está esperando. para revelarte la sabiduría de Dios: “Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir” (Juan 16:13). Si necesitas reírte, Dios anhela traerte un gozo insondable: “Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando. Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: ‘El Señor ha hecho grandes cosas por ellos’. Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría” (Salmo 126: 1-3).
Dios puede ser tu mejor amigo. Él no está distante. Lo que fue verdadero para el salmista en el Salmo 73:23-26 es cierto para nosotros: “Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna”.
Pasa un tiempo en la presencia de Dios hoy. Escúchalo tocando la puerta de tu corazón e invítalo a entrar y a reunirse contigo. Deja que su amistad sane los lugares rotos de tu corazón que necesitan su amor. Hoy se ofrece a ti libremente Se ha esforzado mucho para poder simplemente pasar un tiempo contigo. Pon la mesa, deja tu corazón al descubierto, y deja que su sonrisa te devuelva el gozo de tu salvación.
Guía de Oración
1. Pasa algún tiempo meditando en el deseo de Dios de tener una amistad contigo.
“Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes” Juan 15:15
2. Abre tu corazón a Dios y recibe su presencia. Recibe la paz y la alegría que viene de estar en la presencia de tu Padre celestial.
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” Apocalipsis 3:20.
3. Pasa tiempo simplemente disfrutando de tu amistad con Dios. Habla con Él sobre cualquier cosa que desees. Recibe su alegría.
“Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna” Salmo 73:23-26.
Scripture
About this Plan
Uno de los mayores privilegios como hijo de Dios es que podemos tener el corazón de nuestro Padre Celestial. No tenemos que preguntarnos qué siente por nosotros. No tenemos que preguntarnos si Él nos guiará. No tenemos que cuestionar si nos ama o se preocupa por nosotros. Por medio del Espíritu Santo tenemos acceso continuo y libre al corazón de Dios.
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