Conociendo a DiosSample
No duedes conocer a Dios
Devocional
Dios anhela que lo conozcas. Desea que hagas tiempo simplemente para buscar su rostro y conocer su personalidad, la naturaleza de su amor y la disponibilidad de su presencia. No tienes que vivir sin un conocimiento real y revelador del corazón de Dios. No tienes que vivir con la incertidumbre de no saber si te cuidarán, si proveerán para tus necesidades o si te amarán.
En la vida, muerte y resurrección de Jesús, Dios demostró que su anhelo era ser conocido por nosotros. Jesús se hizo carne, no solo para poder salvarnos y redimirnos, sino también para anunciar una revelación mejor y más verdadera de quién es el Padre. En Juan 17:3, Jesús dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado”. Y más adelante, en el versículo 26, Jesús ora al Padre: “Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos”. Jesús vino para que podamos conocer el amor del Padre. Él vino para que pudiéramos tener comunión y una relación sin obstáculos con nuestro Creador.
A través de Jesús, se te ha concedido acceso eterno y real a tu Padre Celestial. Y en el Espíritu Santo puedes buscar en los lugares más profundos del corazón de Dios y crecer en una relación restaurada con Él. 1 Corintios 2:10-12 dice:
“Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido”.
Dios ha abierto el camino para que conozcas su corazón. Puedes conocerlo de maneras infinitamente más profundas y transformadoras de las que por ejemplo puedes conocer incluso a tu mejor amigo o cónyuge. El Espíritu Santo, Dios mismo, mora dentro de ti y anhela revelarte las “profundidades de Dios” para ti.
Todo lo que te queda por hacer es tener fe en la capacidad de Dios para revelarse cuando lo buscas y apartar el tiempo para conocer el corazón de tu Padre Celestial. Que hoy puedas hacer tiempo exactamente para eso al entrar en la oración guiada.
Guía de Oración
1. Medita en lo que dice la Biblia acerca de la capacidad de conocer el corazón de Dios. Deja que la Palabra de Dios te llene de fe para buscar una relación más profunda con tu Padre.
“Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido” 1 Corintios 2:10-12.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” Juan 17:3.
“Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos” Juan 17:26.
2. Pídele a Dios que revele un aspecto de su corazón que necesitas conocer. Pregúntale qué siente por ti en este momento. Pídele que te revele lo cerca que está y lo amoroso que es. Descansa en su presencia.
3. Agradece a Dios por su disponibilidad para ti. Adóralo porque ha pagado el precio máximo simplemente para que lo conozcas. Mientras te derramas en agradecimiento a Él, observa cómo vierte su presencia sobre ti.
Scripture
About this Plan
Uno de los mayores privilegios como hijo de Dios es que podemos tener el corazón de nuestro Padre Celestial. No tenemos que preguntarnos qué siente por nosotros. No tenemos que preguntarnos si Él nos guiará. No tenemos que cuestionar si nos ama o se preocupa por nosotros. Por medio del Espíritu Santo tenemos acceso continuo y libre al corazón de Dios.
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