Cómo superar los pensamientos suicidasSample
No estás solo
A una edad temprana empecé a lidiar con una ira persistente, sentimientos de inutilidad, ansiedad y depresión. Cada día era una batalla que tenía que librar. Me enfrentaba al acoso de mis amigos y a explosiones de ira, insultos, abusos y amenazas de mi padre. Desarrollé un profundo sentimiento de vergüenza, creyendo que algo en mí estaba mal.
Al final del sexto grado, mis padres me dijeron que nos mudábamos de nuevo. Era la tercera mudanza en pocos años. La idea de dejar atrás a mis mejores amigos y volver a empezar por tercera vez en un colegio nuevo, sin conocer a nadie, empezó a ser una carga. Me sentí más triste que nunca. La tristeza se convirtió en desesperanza. Era demasiado para soportarlo. Por primera vez, pensé en poner fin a mi vida.
Luchar con pensamientos suicidas no significa que carezcas de fe, que seas un mal cristiano o que Dios te haya abandonado. Significa que eres un ser humano que vive en un mundo lleno de retos, dolor y sufrimiento. Independientemente del género, no estás solo en tus luchas. Según estudios recientes de los CDC, el 22% de los jóvenes y 12,3 millones de adultos de EE.UU. han pensado seriamente en el suicidio.
La Biblia registra muchos casos en los que personas que amaban y seguían a Dios se enfrentaron a una desesperanza total y quisieron morir:
- Tras perder la salud, la riqueza y la familia, Job estaba tan deprimido que deseaba no haber nacido (Job 3:11). También anhelaba la muerte en su dolor y desesperación (Job 17:1).
- Enfadado por una situación que consideraba injusta, Jonás declaró: «Sería mejor para mí morir que vivir» (Jonás 4:8, CEB).
- Agravado por las quejas de los demás, incluso Moisés dijo a Dios: «Adelante, mátame. Hazme un favor y ahórrame esta miseria» (Números 11:15).
Está bien no estar bien. Está bien sentir. El dolor de la vida puede ser horrible y a veces parece demasiado para soportarlo. No pasa nada por restar importancia o minimizar el dolor que experimentas. Sé que puede parecer que no hay forma de levantarse, evitar o salir de esto. Pero, por favor, no dejes que la oscuridad borre tu recuerdo de la luz. No confundas la tormenta con el destino. No te creas la mentira de que a nadie le importas o de que las cosas no pueden mejorar. Cuéntale a alguien en quien confíes, los pensamientos que tienes. Pide ayuda.
Dios está contigo en cada momento de cada día. Nunca te dejará ni te abandonará. Él es el Autor de tu vida y el Autor de la esperanza. Apóyate en Él. Recuerda que Él está escribiendo tu historia y no ha terminado.
Mi dolor es abrumador, Dios. Por favor, ayúdame. Te necesito.
Scripture
About this Plan
Si luchas contra la depresión, el dolor emocional o los pensamientos suicidas, debes saber que hay esperanza. Puedes sanar y superar lo que estás afrontando. Tanto si tu dolor se debe a experiencias pasadas como a circunstancias actuales, Dios puede ayudarte. Este plan devocional de tres días te ofrece ánimo para iniciar tu camino hacia la sanidad.
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