Cómo superar las heridas emocionalesSample
Heridas grandes y pequeñas
¿Estás herido? ¿Has pasado por algo doloroso? Tal vez haya ocurrido este año que has perdido el trabajo, alguien te rompió el corazón, fuiste criticado repetidamente por alguien o perdiste a un ser querido. O quizá estás herido por cosas que sucedieron en el pasado: abusos, necesidades no satisfechas o el rechazo de familiares o amigos.
Muchas cosas en este mundo pueden hacernos daño. En algún momento de nuestras vidas, todos enfrentamos dolor, sufrimiento, la pérdida de un ser querido o angustia. Sé personalmente lo insoportables que pueden ser esos momentos. En la escuela me hostigaban por mi peso, por mi fe y por la música que escuchaba. En casa no podía estar a la altura de las expectativas de mi padre y me enfrentaba constantemente a su ira. Me cerré en mí mismo, empecé a odiarme a mí mismo. Pensaba que no encajaba en ningún sitio.
Ya sea por nuestros seres queridos, circunstancias difíciles, sexismo, racismo o injusticia, todos tenemos heridas. Cada persona está creada de forma única y responde a los acontecimientos dolorosos de manera diferente. Algo que hiere profundamente a una persona puede no afectar en absoluto a otra.
Las heridas suelen presentarse en forma de dos extremos, el primero son las heridas con «H mayúscula». Son las causadas por experiencias dolorosas poco frecuentes y de gran intensidad, como los abusos sexuales o físicos, la pérdida de un padre, una situación de peligro para la vida o un divorcio.
Las segundas son las heridas con «h minúscula». Están causadas por experiencias dolorosas frecuentes de baja intensidad. Este tipo es más común, todos hemos experimentado este tipo de heridas. Tal vez alguien te dijo repetidamente que nunca lograrías nada en la vida o te indicó que tenías que esforzarte para alcanzar la aprobación. Tal vez te acosaron, controlaron o manipularon constantemente. O tal vez uno de tus padres se ausentaba física o emocionalmente con frecuencia. Estas experiencias pueden causar pequeñas heridas que pueden afectarnos tanto como las grandes heridas con H mayúscula.
Identificar y tratar nuestras heridas emocionales es una parte crucial del discipulado y de volvernos cada vez más como Cristo. Si ignoramos nuestras heridas, esto limitará gravemente nuestra capacidad de conectarnos con Dios y con los demás. Dios quiere que crezcamos y maduremos en Él, no quiere que nos quedemos emocionalmente atascados, estancados o atrofiados por el resto de nuestras vidas.
Dios, reconozco que mis heridas están limitando mi capacidad de conectarme contigo y con los demás. Trae sanidad a mi vida, ayúdame a crecer y a parecerme más a Cristo. En Jesús lo oramos, amén.
Scripture
About this Plan
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