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La necesidad de ser fortalecidos

Hay muchas referencias en la Biblia que comparan el atletismo físico con el atleta espiritual, que es el creyente. En las Escrituras podemos ver personajes fuertes físicamente y otros que se hicieron fuertes a través de la dirección de Dios. A través de sus historias podemos aprender de los que, a pesar de ser fuertes en lo físico, fueron débiles en lo espiritual, lo cual trajo consecuencias a su vida que Dios no había planeado para ellos, como le sucedió a Sansón.

Una de las palabras más claras con las que podemos relacionar la fuerza es justamente el peso. La vida trae consigo un peso, y, así como un atleta se prepara para poder resistir cierta cantidad de peso, nosotros debemos estar listos para soportar el peso que la vida trae. Un ejemplo de este peso quizá sea ser mamá soltera y tener que llevar la casa sola, o ser padre de familia y soportar el peso del trabajo, o de la relación con tu hijo adolescente.

Dios nos prepara para hacer frente a los problemas y dificultades junto a Él. Huir o tirar la toalla no está dentro de Sus planes para nosotros, pues encontramos en la Biblia que una de Sus promesas es que Él nos fortalecerá en todo momento para enfrentar las circunstancias.

El peso es la medida de la fuerza de atracción que ejerce la Tierra sobre un objeto; es decir, se requiere de fuerza para oponerse a la gravedad sobre un objeto. En el caso de un atleta, para lograr tener fuerza se requiere fortalecer los músculos, no basta con hacerlo una vez al mes o a la semana, es necesario tener una disciplina y hacerlo diariamente para que se puedan ver los resultados.

Un músculo débil en el cuerpo trae inestabilidad en los movimientos, y puede causar lesiones, por lo que hay que cuidar que todos los músculos se fortalezcan por igual.

De igual manera, como creyentes, debemos fortalecer nuestra fe y la relación que tenemos con Dios para poder llevar con mayor facilidad el peso que la vida trae consigo. Hacerlo diariamente, teniendo una disciplina que nos permita conocer a nuestro Dios a través de llenarnos de Su palabra, nos permitirá estar preparados para enfrentar las circunstancias y las tentaciones.

Señor, gracias porque Tú estás conmigo y me das la fuerza que necesito para llevar las cargas de mi vida. Porque todo lo puedo contigo de mi lado.