Abrazo DivinoSample

“Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, el Señor me recogerá” (Salmo 27:10).

Muchos de nosotros de niños lidiamos con el miedo al abandono, y aunque algunos lo vivimos en alguna medida por parte de alguno de nuestros padres, lo esperanzador para quienes hemos creído en Dios, es entender que, gracias a Jesucristo, nuestro Padre Celestial siempre estará presente en nuestras vidas y nunca más estaremos solos.

Si hay una verdad que confronta la mentira del diablo en cuanto a que Dios creó al mundo y lo dejó a su suerte; es entender que el Espíritu de Dios siempre está presente en su creación y también en nuestras vidas, las escrituras lo aseguran de la siguiente manera en el salmo 139: 7-10,

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!

Inmanencia y trascendencia es la capacidad que tiene Dios de estar presente en toda su creación, sin ser Él la creación, y al mismo tiempo es su facultad de transcender a todo lo creado por Él. Por tanto, sin importar a dónde vayas o lo que hagas, Dios Padre siempre estará contigo. David tenía razón al decir que aunque pasara por el valle de sombra de muerte, él no temería porque estaba seguro de que el Señor estaría a su lado (Sal. 23:4).

Pienso que los hijos de Dios estamos llamados a desarrollar más el buen hábito de vivir en el gozo del Señor, porque al margen de la etapa de vida que estemos viviendo en estos momentos nuestro Padre Celestial nos consolará, nos animará y fortalecerá, pero, sobre todo, nos brindará el aliento paternal que tanto necesitamos (Isa.41:10).

Hoy es un buen día para que permitas que la verdad de Dios Padre penetre en los lugares rotos de tu corazón y te libere de las heridas del pasado, incluyendo las del abandono. Permítele a Jesucristo que te pastoree por medio de Su Espíritu Santo a fin de que puedas experimentar la cercanía y protección de tu Padre celestial quién te ha amado tanto con amor eterno, aún antes de la fundación del universo (Ef.1:4-5).