Inmune Al Temor - Semana 4Sample
La prueba de su fe
Las Escrituras nos dicen que llegará el momento en el que nuestra fe será probada, y también nos dice por qué. Primera de Pedro 1:7 dice: “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.
Recuerdo cuando llegó el momento en el que mi fe fue probada. Estaba sentado en el borde de mi cama en Malaui. Estaba en una habitación que costaba tres dólares por noche en un hotel bautista, y tuve que sentarme porque acababa de quedarme en shock. Me habían llamado de urgencia de mi oficina en Frankfurt, Alemania, para darme una noticia que no podía asimilar. ¡Teníamos una deuda de cientos de miles de dólares! ¿Cómo podía ser eso? Al principio de ese año, Dios me había asegurado que sería “un año de doce cestas llenas, una cesta por cada mes”. No podía entender que estuviéramos en deuda. “Señor”, dije, “¿por qué? Tú dijiste que habría cestas llenas, pero están todas vacías. ¿Cómo puede ser eso?”. En momentos como esos, Dios abre nuestros ojos. Me dio instrucciones diciendo: “Las cestas de los discípulos comenzaron a llenarse solo cuando las multitudes habían comido. Sigue alimentando a las multitudes con mi Palabra, y yo me encargaré de llenar las cestas”. Yo estaba asombrado. Aquella sabiduría divina tenía sentido. Dije: “Señor, haré lo que has dicho, y sé que tú también harás lo que has dicho.” Pero… ¡eran cientos de miles de dólares! Parecía ilógico, pero es que la lógica de Dios es diferente. Las cestas estuvieron vacías por veinticuatro horas, y después llegó la noticia de que Dios las había llenado de nuevo. Terminamos el año sin deudas. Nosotros seguimos alimentando a las multitudes con la Palabra de Dios, y el Señor siguió dándonos la provisión. Cuando partimos el Pan de vida para darlo a quienes están desnutridos espiritualmente, Dios no puede defraudarnos.
Ese año vimos cómo un millón y medio de personas preciosas respondieron al llamado de Dios para ser salvas tan solo en nuestras cruzadas en África. Llegará el momento en el que la fe de cada uno de nosotros, sin importar la manera en la que hayamos sido llamados a servir al Señor, será probada, ¡y seguro que será más de una vez! Jesús habló a Sus discípulos acerca de las pruebas de nuestra fe que vendrían.
Lucas 22:31-32 dice: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
Jesús sabía que la fe de Simón Pedro estaba a punto de ser probada más que nunca. Esta prueba de fe que aún estaba por llegar sería más grande que la tormenta marina que habían enfrentado, y sería más difícil que cuando recibieron instrucciones de alimentar a los cinco mil con una sola cesta de comida. Esta prueba sería más difícil para Simón Pedro que salir de la barca para caminar sobre el agua con el Señor. Sin embargo, Jesús había orado por Simón para que su fe no faltara. ¡Jesús está orando para que nuestra fe no falte! ¡Debemos aferrarnos a nuestra fe!
En cada temporada y en cada circunstancia, Jesús está intercediendo por Su iglesia para que sigamos confiando en Él, sigamos firmes en Su Palabra, ¡y sigamos mirando hacia arriba!
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:1-2).
Cuando enfrentemos diferentes tipos de pruebas y cuando nuestra fe sea probada por el fuego, ¡debemos seguir mirando hacia arriba con los ojos puestos en Jesús! ¡Debemos aferrarnos con fuerza a nuestra fe y creer que nuestra ayuda viene del Señor! Cruzaremos al otro lado de esta prueba siendo más fuertes que antes, ¡y avanzaremos animando al resto de los santos!
Scripture
About this Plan
La Palabra de Dios tiene el objetivo de enseñarnos y reafirmarnos acerca de Dios y nuestro futuro. Si mantenemos la mente abierta en cuanto a ella, descartamos todas las maravillosas promesas de Cristo y nos perdemos todo lo que Él nos garantiza. Los verdaderos cristianos no mantienen la mente abierta porque hacerlo, cuando nos referimos a Dios o a Su Palabra, es simplemente una excusa para el pecado.
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