Inmune Al Temor - Semana 1Sample
¡Hágase más fuerte!
Estamos viviendo en un tiempo excepcional. Nunca he visto al mundo entero tan atenazado por el temor y la incertidumbre. Los expertos y los profetas están opinando todos ellos sobre lo que significa esto, por qué está sucediendo y cuánto tiempo durará. Yo no conozco todas las respuestas, pero hay algunas cosas que podemos saber con seguridad. Como hijos de Dios, tenemos acceso a una paz que sobrepasa todo entendimiento; es decir, no es natural o carnal. Es sobrenatural, superando lo que la mente y el intelecto pueden comprender. Eso es importante porque lo que necesitamos en este momento no es más información, pues estamos siendo bombardeados con noticias. Lo que necesitamos es algo que vaya directamente a lo más hondo de nuestro ser y nos fortalezca desde el interior. Eso es lo que hace la Palabra de Dios.
Durante los próximos días voy a bombardear su corazón y su mente con verdad atemporal e inmutable de la Palabra de Dios que actuará como una vacuna celestial, inmunizándolo contra el temor, la ansiedad y la preocupación. Estas palabras eran verdad antes de que llegara el COVID-19 (coronavirus) y serán verdad después de que se haya ido. Pero en momentos como estos, necesitamos recordarnos a nosotros mismos estas verdades más que nunca antes.
Algunas personas comienzan a dudar y flaquear en tiempos como estos. Algunas cuestionan a Dios, Su Palabra, Su amor y Su fidelidad. Pero este es el tiempo en el que necesitamos aferrarnos a Él como nunca antes. Recuerdo un diálogo que tuvo una vez Reinhard Bonnke con un hombre que estaba enfermo y sufriendo. El hombre dijo que estaba teniendo “una crisis de fe”. Reinhard dijo: “Mi hermano, cuando se esté ahogando, ese es el peor momento para soltar el salvavidas”. Si usted está batallando, agárrese a la Palabra de Dios y a Su verdad con todas sus fuerzas; ¡es su salvavidas!
Jesús dice en Juan 10:10: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
El Señor estableció un claro contraste entre Su misión y la misión del diablo. ¡Los planes de Satanás para nosotros están en total oposición a los planes de Dios para nosotros! Es muy importante que creamos esta verdad fundamental: ¡Jesús vino para que podamos tener vida, y la tengamos en abundancia!
Vemos las declaraciones de Su amor por la humanidad a lo largo de las Escrituras, tanto en Sus palabras como en Sus acciones, y más profundamente cuando Él entregó Su vida por nosotros en la cruz. ¡Jesús nos ama! ¡Él está por nosotros! Él nos dio Su Palabra como nuestra roca fuerte en la que permanecer. De modo que cuando el ladrón venga para atacar, podamos mantenernos con una confianza inquebrantable en las fieles promesas de Dios.
A menudo, lo que hace que las personas sean susceptibles a un ataque del enemigo es el comienzo de dudas e incredulidad en la bondad de Dios y la verdad de Su Palabra. La inmunidad, por otro lado, es la falta de susceptibilidad, especialmente a algo no deseado o dañino.
Satanás sabe que no tiene derecho legal para robarnos, matarnos y destruirnos, a menos que pueda persuadirnos para que le entreguemos el poder y la autoridad que Dios nos ha dado como hijos e hijas de Dios. El diablo maquina para engañar a las masas plantando acusaciones falsas, distorsionando la verdad, y con mayor frecuencia, empleando tácticas de temor. Utiliza el temor porque tiende a funcionar muy bien con quienes dudan. Finalmente, quienes sucumben a la incredulidad lo ayudan a él a lograr su misión. Cuando Satanás ha convencido a una persona para que aparte su confianza del Señor, entonces esa persona se vuelve susceptible a los contagios de temor, duda e incredulidad. ¡El modo de poder ser inmunes a esos ataques del enemigo es creer profundamente con una fe inquebrantable en Jesús y Su Palabra! En los días que tenemos por delante vamos a proseguir en la verdad, para que así podamos estar firmes contra todos los ataques, ¡refugiados con seguridad en la victoria que tenemos en Jesús!
Cuando una persona es expuesta a un patógeno y sobrevive, su cuerpo aprende a luchar contra ese contagio y se vuelve inmune a ello desde ese momento en adelante. De ahí obtenemos el viejo cliché que dice: “lo que no te mata te hace más fuerte”. Yo creo que sucede algo muy parecido con nuestro espíritu. A medida que vivimos la vida, venciendo pruebas y dificultades, saliendo victoriosos, caminando de la mano con Jesús, nos hacemos más fuertes, más duros espiritualmente y más resistentes en la fe. Por eso un periodo como el que estamos experimentando ahora es tan importante. Puede ser un terreno de entrenamiento para las batallas más importantes que llegarán en el futuro. Jeremías preguntó: “Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?” (Jeremías 12:5).
Acompáñeme durante los próximos días al confrontar de frente el patógeno del temor y erradicarlo con el antídoto de la Palabra de Dios. Que Dios utilice este periodo en nuestras vidas para edificar una confianza inquebrantable en Él en nuestros corazones como nunca antes.
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Estamos viviendo en un tiempo excepcional. Nunca he visto al mundo entero tan atenazado por el temor y la incertidumbre. Los expertos y los profetas están opinando todos ellos sobre lo que significa esto, por qué está sucediendo y cuánto tiempo durará. Yo no conozco todas las respuestas, pero hay algunas cosas que podemos saber con seguridad. ¡Como hijos de Dios, tenemos acceso a una paz que sobrepasa todo entendimiento!
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