Carta De Dios Para Estos DíasSample

“Seremos perseguidos”

Escribo estas líneas un día domingo. Hace algunas horas, mi esposa leyó este capítulo a nuestra familia, compuesta por nosotros dos y nuestros tres hijos. Fue muy oportuna la presencia de la Palabra de Dios, ya que los hechos mundiales y locales (guerras, delitos, violencia, venganza, desprecio por la familia y falta de respeto a Dios, entre otros), tienen una indudable resonancia con lo que Pablo describe.

Leo las noticias que provienen de todo el mundo, de Latinoamérica y de mi propio país, y me da la sensación que al parecer la maldad se tomó el escenario global y ya nadie está seguro en ninguna parte; la violencia se transformó en el lenguaje normal de cada día.

El texto de este capítulo muestra que hay un hilo conductor: “las mismas personas que piensan solo en sí mismas son las que hacen daño a los demás y no tienen respeto por Dios”. Esta revelación no es menor. Estos tiempos, que algunos llaman la era post moderna, tienen una característica muy puntual: “las personas buscan la satisfacción de los deseos propios en primer lugar”. Pablo, en su rol de mensajero de Dios, lo supo casi dos mil años antes. Y el texto nos añade aún más sabiduría, al indicarnos que esa forma de pensar y actuar, es la causa de todos los males de la humanidad. Y que, de seguir así, llevará al mundo al desprecio a Dios y a la profanación de todo lo que se asocie a Él.

¿Acaso no vemos hoy intentos de sacar a Dios de todo tipo de influencia pública? De esa forma de pensar, de actuar y sus consecuencias le habló Pablo a Timoteo y también nos habla Dios por medio de él a nosotros hoy.

Tal como le ocurrió a Pablo, si tú y yo decidimos vivir una vida en la que Dios esté primero, buscando honrarle y obedecerle, seremos perseguidos (versículo 12). En el contexto de los párrafos previos, esto no es más que una directa consecuencia: “si las personas niegan que Dios existe y quieren borrar toda huella de Él en la sociedad, es natural que los cristianos estemos entre sus primeros objetivos de destrucción”. Fue difícil tratar este punto con nuestros hijos en casa, y asumo que será difícil para todos plantearnos este escenario tan adverso por el simple hecho de ser cristianos. Pero existe la posibilidad real de que así ocurra y debemos estar preparados para enfrentarlo, con la ayuda del Espíritu Santo, enviado a nosotros para tal efecto.

Permanezcamos firmes en lo que hemos aprendido y en nuestras convicciones. La Palabra de Dios nos provee la sabiduría necesaria y el fundamento de la fe cuando la adversidad asedia o el peligro amenaza. Dios mismo estará con nosotros cualquiera que sea nuestra suerte de este lado de la vida eterna.