La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022Sample
Eres una persona amada
Shane Taylor era considerado uno de los hombres más peligrosos dentro del sistema carcelario británico. Encarcelado originalmente por intento de homicidio, le habían extendido su sentencia por cuatro años luego de que atacara a un guardia cárcel con una botella rota, dando inicio a una revuelta. Lo trasladaron a una unidad de aislamiento en una prisión de máxima seguridad. Le servían los alimentos a través de una pequeña ventana. Su puerta no se abría a menos que hubiera seis oficiales armados con escudos antidisturbios esperando afuera. Al tiempo fue transferido a Long Lartin, una prisión de máxima seguridad donde recibió una invitación para experimentar Alpha. En el transcurso oró: «Jesucristo, sé que moriste en la cruz por mí. Odio como soy, en quién me he convertido. Por favor perdóname y ven a mi vida». En aquel momento fue lleno del Espíritu Santo. Todo cambió de la noche a la mañana. Dijo: «Sabía que Dios existía, sabía que Jesús me había tocado y que viviría para él por siempre». Su conducta cambió de forma tan notoria que pasó de estar en total aislamiento a que le confiaran un trabajo en la capilla de la prisión. Aunque todavía seguía encarcelado, comenzó a enviar dinero a una obra de caridad en África. Oraba por los guardias y sus enemigos y, al salir de prisión, se sumó al servicio dentro de una iglesia local. Conoció a una muchacha llamada Sam, que también había tenido una vida dura y había estado involucrada con drogas y actividades delictivas. También acudió a la fe en Jesús. Al tiempo se casaron y tuvieron cuatro hijos. Al hablar hoy en día con Shane es difícil imaginar que es la misma persona que en el pasado aterrorizaba a tantos. Ha experimentado «una muestra de tu gran amor \[de Dios\]» (Salmo 17.7). Él lo expresa de este modo: «Jesús me ha mostrado cómo amar y cómo perdonar. Me ha salvado. Me ha perdonado por lo que hice. Ha cambiado mi vida por completo».Salmos 17:6-12
Reconoce que eres amado y atesorado por Dios
El amor de Dios por ti es tan grande porque es muy íntimo. David clama a Dios y le pide: «dame una muestra de tu gran amor» (v.7). Dice en oración: «Cuídame como a la niña de tus ojos» (v.8a). La niña del ojo es la pupila (la apertura del iris en el ojo por la cual pasa la luz hasta alcanzar la retina) y por tanto significa la cosa más atesorada. Es una imagen destacable del maravilloso amor de Dios por ti.
Luego pide en oración: «… escóndeme, bajo la sombra de tus alas» (v.8b). De nuevo, esto habla del amor, la intimidad y la protección de Dios. Jesús escogió esta imagen al observar Jerusalén en los días previos a su crucifixión, anhelando que el pueblo acudiera a él y se refugiara bajo sus alas (Mateo 23:37).
David estaba rodeado de «enemigos» (Salmo 17:9); gente de «insensible corazón» que hablaba de forma arrogante en contra de él (v.10). Puede que haya momentos en tu vida cuando literalmente enfrentes «enemigos», pero sin importar las luchas o las dificultades que enfrentaras, puedes confiar en el amor íntimo de Dios por ti.
Señor, hoy clamo a ti. Presta atención y escucha mi oración. Muéstrame la maravilla de tu gran amor. Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas.
Mateo 20:1-19
Experimenta el amor, la generosidad y la gracia de Dios
Jesús narra una parábola que nuevamente demuestra la maravilla de su gran amor. La parábola de los trabajadores de la viña muestra la generosidad y la gracia extraordinarias de Dios, ofreciendo a quienes entran últimos al reino las mismas bendiciones que concede a todos los demás. En ocasiones esto puede llegar a darnos «envidia» (v.15b). Estamos felices con nuestra situación hasta que nos enteramos de que otra persona lo hace aun mejor. Entonces nos vemos tentados a envidiar...
En esta parábola el dueño del viñedo invierte todas las prácticas comerciales habituales. No lo hace para lograr una ganancia adicional para sí mismo sino por una razón totalmente opuesta. Quiere ser generoso y pagar más de lo exigido por la justicia. Dios es como el dueño del viñedo, y sus bendiciones y perdón son siempre más de lo que alguna vez podríamos llegar a merecer.
A veces oímos testimonios de gente como Shane Taylor, personas que han tenido una vida terrible. Entonces, «cerca de las cinco de la tarde» (v.9), se arrepienten y creen en Jesús. Son totalmente perdonados y reciben todos los beneficios de la muerte y la resurrección de Jesús (v.19). Algunos se quejan de que esto es algo injusto, o que a quienes son como Shane se les da un perfil demasiado alto. Pero Dios utiliza sus testimonios en gran manera, a menudo más que el de aquellos que han soportado «el calor del día» (v.12b).
Como vimos ayer, el reino de Dios es un reino del revés: «Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos» (v.16). Jesús dice que esto no debería ser motivo de envidia. En cambio, es una razón para maravillarnos por la generosidad de Dios. En su gran amor es generoso para todos. Es pura gracia. Es algo totalmente inmerecido, resultado de lo que Jesús anticipó (vv.17-20).
La realidad es que no solo las personas como Shane son destinatarias de la generosidad de Dios. También es generoso conmigo y contigo. Si Dios nos diera solo lo que nos merecemos estaríamos en peores condiciones. Pero si aceptas la generosidad que Dios derrama sobre ti, el resultado es asombroso.
Por medio de su muerte y resurrección (vv.18-19), Jesús hace posible que tú y yo seamos perdonados y disfrutemos de su gran amor por toda la eternidad.
Señor, gracias por tu extraordinaria generosidad hacia mí. Que nunca tenga envidia de aquellos que parecen ser bendecidos incluso más que yo. Gracias porque puedo saber que soy amado, tanto ahora como en la eternidad.
Job 11:1-14:22
Aférrate a su maravilloso amor a través de los días difíciles
Job, en medio de un extenso período de intenso sufrimiento, se aferró al maravilloso amor de Dios. Dijo: « ¡Que me mate! ¡Ya no tengo esperanza! Pero en su propia cara defenderé mi conducta» (13:15).
Aunque había llevado una vida justa y sin tacha, temiendo a Dios y aborreciendo el mal (1:1), no era alguien perfecto. Aquí hablaba de «los pecados de mi juventud» (13:26) y expresaba: «En saco sellado guardarás mis transgresiones, y perdonarás del todo mi pecado» (14:17).
El error que los amigos de Job cometieron fue pensar que su sufrimiento estaba enlazado con su pecado. En este pasaje vemos la frustración creciente de Job con respecto a sus amigos. El discurso de ellos giraba en torno al «pecado» (11:6,14) y efectivamente amontonaban condenación sobre Job (v.5). Hablaban de trivialidades sin ofrecer ningún consuelo.
Oportunamente Job respondió ofuscado: «Pero yo tengo tanto cerebro como ustedes; en nada siento que me aventajen. ¿Quién no sabe todas esas cosas?» (12:3). «Yo tengo tanto conocimiento como ustedes» (13:2). Enfatiza que lo mejor que podrían hacer es callarse: «¡Si tan solo se callaran la boca! Eso, en ustedes, ¡ya sería sabiduría!» (v.15).
Necesitamos tal sabiduría cuando la gente sufre, no para hablar de trivialidades sino para asegurarnos de que demostramos el maravilloso amor de Dios con nuestras acciones y que somos muy cuidadosos con lo que decimos.
Job tiene una actitud mucho más saludable que sus amigos. En su intenso sufrimiento experimenta el sentimiento horrendo de soledad y clama a Dios: «¿Por qué no me das la cara?» (v.24). Luego de que la esposa de C. S. Lewis muriera, este autor escribió un libro titulado Una pena en observación. En el libro, enlaza esta clase de experiencia con «una puerta que te cierran en las narices».
En medio de su padecimiento, Job es capaz de decir a Dios: «Aunque él me mate, me mantendré firme» (v.15, DHH). Conoce a Dios y confía en él lo suficiente, aun en lo profundo de la desesperación.
En otras palabras, saber y confiar que la extensión de tu vida está en última instancia determinada por Dios y que «tú has decretado los meses de su vida; le has puesto límites que no puede rebasar» (14.5).
Al mismo tiempo, Job parece vislumbrar la vida más allá de la tumba; el hecho de que nada, ni siquiera la muerte, pueden separarnos del gran amor de Dios: « Si el hombre muere, ya no vuelve a la vida. Cada día de mi servicio obligatorio esperaré a que llegue mi relevo» (v.14; ver también 19:25 en adelante).
Tú y yo estamos en mejores condiciones que Job porque sabemos de la cruz y la resurrección de Jesús, y tenemos la segura esperanza de la eternidad en la presencia de Dios, maravillándonos de su gran amor por siempre.
Al desarrollarse la historia de Job, vemos que es correcto seguir confiando en Dios. Él nunca explica a Job por qué permitió que sufriera tanto, pero la confianza de Job en su amor es reivindicada. En medio del sufrimiento, de algún modo tenemos que aferrarnos a «una clara muestra de su amor» (Salmo 17:7).
Señor, gracias porque aunque haya tantas cosas que no entiendo en este mundo, puedo confiar en tu asombroso amor. Ayúdame hoy, y cada día, a continuar maravillándome por tu gran amor por mí.
Pippa Adds
Pippa añade:
Mateo 20:16
«Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos»
Muchas veces he tomado este versículo fuera de contexto. Cuando mis hijos eran pequeños y perdían en algún juego, o no recibían una buena calificación en un examen ni ganaban una competencia, yo recitaba: «Los primeros serán últimos y los últimos, primeros». Era una suerte de broma, pero también un recordatorio de que lo que valoramos en la vida (éxito, logros, llegar a la cima) no será valorado del mismo modo en el reino de los cielos.
References
**Notas:** C. S. Lewis, *Una pena en observación*, (Anagrama, 2006).About this Plan
¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selección de escrituras tomadas del libro de Salmos o Proverbios, así como del Nuevo y Antiguo Testamento. Nicky y Pippa brindan comentarios sobre estos extractos para brindar información y aplicación práctica.
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