[Apocalipsis] En el trono Sample

El Padre es la joya del cielo

La gente gasta miles de dólares en comprar diamantes y otras piedras preciosas para adornar a las personas que quieren. Las joyas son admiradas, atesoradas y protegidas por personas de todo el mundo. Las piedras preciosas se utilizan en toda la Biblia para representar muchas cosas y eso no cambia en el libro de Apocalipsis. El jaspe, el rubí y la esmeralda son piedras que se ven en la sala del trono; también se utilizan para describir a Aquel que está en el trono. Está claro que la joya del cielo es el Padre. ¿Qué simbolizan estas piedras?

El jaspe representa la pureza de Cristo, mientras que el rubí representa la sangre de Cristo que nos lleva al cielo. También podemos ver la relación entre estas piedras en Apocalipsis con las piedras del pectoral del Sumo Sacerdote. Dios es el Sumo Sacerdote y la joya del cielo. También vemos un arcoíris completo rodeando el trono, representando la completa misericordia de Dios. Cuando Dios creó el arcoíris, no sólo fue una promesa de no volver a inundar la tierra, sino un símbolo de la misericordia de Dios con la humanidad. Aquí, en Apocalipsis, hay un arcoíris completo que muestra la misericordia de Dios que nos permite habitar en el cielo. Esta es la redención completa de la humanidad.

El Apocalipsis está lleno de simbolismos e imágenes sorprendentes, a veces intimidantes. Desde caminos hechos de oro hasta criaturas gigantes nunca vistas en la tierra, Apocalipsis pinta un cuadro increíble de lo que nos espera al otro lado de la eternidad. Podemos tratar de imaginar todas las cosas asombrosas que se presenciarán en el cielo, pero no olvidemos que lo más precioso allí es Dios mismo, su presencia. Está claro que si él es la joya del cielo también es lo mejor que podemos conocer aquí en la tierra.

Oración: Padre, te damos las gracias por permitirnos profundizar en tu Palabra. Gracias por recordarnos que tú eres la joya de toda la existencia. Lo mejor que podemos experimentar es tu presencia. Siempre que busquemos satisfacción en las cosas terrenales, recuérdanos que no sólo podemos esperarte en el cielo, sino que también podemos coronarte como la joya de nuestra experiencia terrenal. En el nombre de Jesús, amén.