Día 4: Relájate

¡Se te olvidó! 

Dejaste las llaves en el carro, olvidaste la fecha de cumpleaños de un ser querido, te preguntaron la edad y te dio amnesia selectiva (es broma). ¡Tranquila! Respira profundo, perdónate y abrázate. Dale hacia adelante, porque a todas nos ha pasado. A la mayoría de nosotras alguna vez se nos ha olvidado algo importante, porque somos humanas. Cuando tenemos la mente cargada de varias cosas a la vez, eso suele suceder. 

Existen diferentes estrategias que podemos utilizar para recordar cosas: 

• Poner una alerta en el celular.  
• Utilizar la agenda y tomar notas.  
• Mencionarle lo que debes recordar a alguien más, para que te ayude a tenerlo en mente. 

Hay personas que se ponen una banda elástica en la mano para recordar que tienen que hacer algo. Utiliza las técnicas que te sean útiles. 

¿Pero sabes quién no se olvida de ti? Dios. Él te ama y no ha olvidado las promesas que te hizo, porque no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse. 

En muchas ocasiones, el olvido viene porque no nos relajamos, no sabemos cómo delegar y queremos hacerlo todo al tiempo. No es saludable vivir tan afanadas; sino que debemos aprender a delegar y a tomar un día a la vez. 

Lo más importante es comprender que la gran mayoría de las veces, salvo en casos extremos de catástrofes naturales o eventos críticos inesperados, lo que vemos como un “problema” es en realidad una idea mental que se genera cuando evaluamos una situación en razón de nuestras posibilidades de resolverlo. No es algo que está allá “afuera”, y sobre lo cual no tenemos influencia alguna. 

 Así que relájate, respira y renueva tus fuerzas en Dios.