Con Los Ojos Puestos en Mi Pastor "Jesús"Sample

“Es el mensaje, no el mensajero”

El Espíritu de Dios te permite discernir qué viene de Él y qué viene de parte del hombre. Recibe lo que proviene de Dios y lo que provenga del hombre, de su carne, deséchalo. No te tiene porqué afectar si realmente estás cimentado sobre la Roca “Cristo Jesús”. Él es tu meta y tu propósito, crecer según su carácter y ejemplo debe ser tu motivación. 

Algunas veces, el Señor puede usar a quien menos te imaginas para darte una enseñanza. Valora y aprecia las perlas de sabiduría que te entrega a través de los distintos mensajeros que usa para que puedas seguir creciendo y avanzando en sus caminos. No te fijes en el mensajero, recuerda lo que Jesús mismo dijo: “Practiquen y obedezcan todo lo que ellos dicen, pero no sigan su ejemplo. Pues ellos no hacen lo que enseñan.” Mateo 23:3 (NTV). Esta palabra la debemos tener muy presente, no podemos desechar el mensaje que Dios nos envía por causa de la imperfección del hombre.

Los mensajeros de la Palabra, los hijos de Dios, embajadores de Cristo, no somos personas perfectas, no hemos alcanzado aún el nivel de Cristo. Somos personas comunes y corrientes en el sentido de que fácilmente también le fallamos al Señor y fácilmente podemos fallarle a las personas, por causa de nuestra naturaleza pecaminosa que constantemente se quiere levantar. Sin embargo, el Espíritu Santo por quien fuimos sellados y llamados hijos de Dios gracias a lo que Jesús hizo por nosotros en el madero y por su resurrección, nos levanta, nos corrige y nos cimenta constantemente en la Roca “Cristo”. En la verdad escritural, a fin de que avancemos en obediencia y en la proclamación genuina para edificación nuestra, de los hermanos y para salvación de otras personas que no conocen al Salvador y Redentor. Así que, es el mensaje y no el mensajero “el hombre” lo que importa. Es el mensaje que viene de Dios lo que nos debe interesar siempre. Es más, si analizamos, el principal Mensajero de Dios es su Santo Espíritu, es Dios mismo hablándonos, a Él es a quien debemos mirar a través de fijar la mirada en Jesús, el Varón Perfecto. Él es el Único que testifica la Palabra en su totalidad, a Él debemos mirar.