Capsulas Del TiempoSample

  María, heme aquí.

  Todos en algún momento hemos dicho esta frase la “Señor, heme aquí padre envíame a mí, yo quiero hacer cosas grandes e importante para tu reino.” Pero, ¿de verdad estarías dispuesto a pagar el precio?

Al leer sobre la vida de María la mamá de Jesús, es como un golpe de realidad que me pregunta si yo sería capaz de hacer lo que ella hizo, si yo tendría la fuerza y la valentía de esta mujer, cuando el ángel de Jehová se le aparece y le da la noticia que nada más y nada menos ella había sido escogida para traer al hijo de Dios a la tierra. Imagínate por un segundo esa escena, algunos dirán rápidamente sí, pero es que esto llevaría grandes implicaciones. Si vamos al contexto histórico, estar embarazada sin casarte en ese tiempo no solo era pecado, sino una sentencia de rechazo tanto de la sociedad como de tu propia familia, por otro lado, María perdería a su familia, su reputación, pero también el amor de su amado prometido, pero sabes, a ella eso no le importo, cuando entendió la gran misión que tenía dijo, “Yo soy la sierva del Señor. Que suceda todo tal como me lo has dicho.” 

Cuando José (su prometido) se enteró, obviamente dudo lo que ella decía, como era posible semejante cosa, era imposible lo que María le contaba, pero él le dice que él no la repudiaría en público para no avergonzarla pero que él no podría casarse con ella, ya conocemos la historia que al final José tiene un encuentro con el Señor y él se hace cargo de María y del bebé.

Lo que más me sorprende de esta historia es el peso tan grande que viene tras un “heme aquí señor, de un úsame,” tener esta responsabilidad trae consigo que para ganar y llegar a la victoria de cumplir tu propósito serán muchas las cosas que tendrás que perder, mucha gente que dudara de ti aun amándote, la soledad de solo tu entender lo que Dios te ordeno. La buena noticia es que Él te va a respaldar, que abrirá los ojos de quienes el necesite usar para completar tu propósito, no temas al heme aquí, pídele al Señor que prepare tu corazón para asumir con valentía tu llamado.

¿Pagarías el precio que lleva decir heme aquí?

¿Tu fe está lo suficientemente sementada para ganar, aunque parezca que pierdes todo?