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   La Sunamita, determinación.

Una de las cosas más importante que debemos pedirle a Dios es sabiduría y discernimiento para reconocer las oportunidades que Él pone en nuestro camino para ver su gloria.

La sunamita dice la biblia que era una mujer distinguida, de muy buena posición económica, reconocida en su pueblo, con una credibilidad absoluta y buena fama, viendo esta descripción podríamos decir que esta es la manera que nos gustaría a todo que nos conocieran.

Esta mujer le da hospedaje en su casa a uno de los profetas más influyentes en su época, hace un lugar específicamente para él y la biblia nos muestra que ella lo hace sin esperar nada a cambio, simplemente quería agradar a Dios y acercarse un poco más a él.

La parte que más me sorprende de esta historia es que un día Eliseo le dice a su criado que podría hacer el por esa mujer que había sido tan generosa y este le dice no había mucho que hacer ella ya que lo tenía todo. Con la única excepción de que no tenía hijos. Pasado un tiempo Eliseo se reúne con ella y le da la promesa que en 9 meses ella daría a luz un hijo. Esta mujer que quizás ya había hecho hasta lo imposible por tener hijos y nada le había funcionado le dice que no juegue con ella ni con su anhelo, que ella ya estaba resignada a no tener hijos, pero el profeta insiste que si lo tendría y al cabo de unos meses se cumple la palabra y ella da a luz a un hijo. Pasado los años el niño después de un fuerte dolor de cabeza muere y ella toma al niño y no lo lleva ni al hospital ni a su casa sino al cuarto del profeta, lo pone sobre su cama y se va sin mediar palabras hasta donde estaba el profeta y casi como quien da una orden le exige al profeta que salve a su hijo, que ella nunca lo pidió y Dios se complació en dárselo y ahora ella se rehusaba a entregarlo.

Esta mujer nos enseña lo que es la fe, la confianza, ella fue directo a quien le prometió el milagro, no se detuvo hablar de su problema con nadie, sino que con determinación reclamo por su milagro.

Dios conoce tu corazón y sabe el anhelo que tienes aun cuando tu jamás hayas ni siquiera pedido por ello. Él quiere darte lo que tu corazón sueña, pero está buscando personas que como la sunamita no se detengan a hablar con nadie, que tenga la sabiduría y el discernimiento de saber cómo y cuándo pedir.

¿A quién vas cuando las cosas no salen como esperas?