Finanzas Bíblicas: Cambia Tu y Cambiarán Tus FinanzasSample
¿Qué le dice Dios a los ricos?
1 Timoteo 6:17-19
17 A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. 18 Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir,19 acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.
Al final de su ministerio, Pablo le escribe a su amado discípulo Timoteo con el objetivo de enseñarle como manejar la iglesia. (1 Tim. 3:15) Al final de su primera carta, Pablo el instruye a Timoteo sobre lo que debe enseñar a los “ricos en este mundo”.
Lo primero a observar es que cuando Pablo se refiere a los ricos les llama “ricos de este mundo”. Esta expresión es una especie de “eco” con de algo que Jesús dijo en Lucas 12:21 al referirse a una persona adinerada, “Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.” Ciertamente hay personas que tienen mucho pero sólo aquí en la tierra. Esos, no necesariamente, son ricos para con Dios.
Lo segundo que Pablo le manda a decir a los “ricos de este mundo” es que “no sean altaneros…”. Es común que el rico se vuelva altanero, orgulloso. Tal y como dice Proverbios 28:11, “El rico es sabio ante sus propios ojos…”. El corazón humano tiende a pensar que haber logrado riquezas materiales sugiere que él es mejor, o superior a otros. ¡Tremendo error!
Lo tercero que “los ricos de este mundo” han de aprender es a no poner “su esperanza en la incertidumbre de las riquezas”. Es muy fácil pensar que tener dinero es la clave para una vida de seguridad y paz. Lo cierto es que vivimos en un mundo cambiante, inestable en todos los sentidos. Las riquezas se pueden esfumar en un “abrir y cerrar de ojos”. Una pandemia sanitaria, una crisis bancaria, una crisis política o un cambio tecnológico puede implicar que las riquezas cambien de manos. Pensar que riquezas materiales equivale a seguridad es como edificar una casa sobre la arena.
En cuarto lugar, Dios es nuestra seguridad. La esperanza debe ser puesta en Dios quien es que “da abundantemente todas las cosas…”. El antídoto del orgullo del rico es, pensar que Dios es el proveedor de todo. En 1 Cor. 4:7, Pablo hace la siguiente pregunta, “¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?”. Es decir, si Dios es el dador de todas las cosas, no me debo jactar de nada de lo que tenga.
En quinto lugar, observemos que a los “ricos de este mundo” no se les condena por ser ricos. El problema con el dinero no es tener mucho sino amarlo y hacer del mismo un ídolo (1 Tim. 6:10). Si ser rico fuera pecaminoso, Pablo les hubiese instruido a deshacerse de sus recursos. Pero su recomendación final fue “enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras y prontos a compartir”. La generosidad es requerida para todo creyente, sea rico o pobre. Pero en el caso del rico, ser generoso es una forma de contrarrestar los efectos perversos de la abundancia material en su corazón.
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Cuando nuestras decisiones financieras nos conducen por el camino del déficit recurrente y la acumulación de deuda, no estamos enfrentando solamente un problema financiero, sino uno de carácter. Si queremos cambiar nuestras finanzas, tendremos que cambiar nuestra forma de ser.
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