El Milagro de PascuaSample
EL UMBRAL DEL DESTINO
Escrito por Danny Saavedra
“Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado”—Juan 12:23 (NVI)
¿Alguna vez te encontraste viajando en camino a algo que sabias que seria un momento significativo en tu vida? Tal vez estabas camino a tu primer día de universidad o a una entrevista por el trabajo de tus sueños, o tal vez camino a tu boda, o apresurado al hospital para el nacimiento de tu hijo/a. Sin duda alguna, este tipo de viajes son diferentes a tus viajes habituales al supermercado. Tu corazón se acelera mientras tu mente se imagina cada escenario posible.
Piensa cómo se debió haber sentido Jesús mientras iba camino a Jerusalén, sabiendo que este viaje final terminaría en Su muerte. Jesús sabía que sería traicionado, encarcelado, torturado y asesinado, pero también sabía lo que decía la Palabra, “ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado” (Juan 12:23 NVI). Estaba a las puertas de un sueño, comenzando el gran plan de Dios... Como puedes ver, Jesús sabia que iba en la misión de eliminar la gran separacion existente entre Dios y el hombre (2 Corintios 5:18) y a romper el poder del pecado (Romanos 6: 6) derrotando la muerte (1 Corintios 15:55), y asi libérandonos a todos (Gálatas 5: 1). Nada iba a detenerlo de cumplir Su misión de rescatar a la humanidad. El cielo iba a abrirse; ese era el momento, esa era la hora!
Y miren lo que sucedió después: “Le llevaron, pues, el burrito a Jesús, luego pusieron encima sus mantos, y él se montó… muchos tendieron sus mantos sobre el camino; otros usaron ramas que habían cortado en los campos. Tanto los que iban delante como los que iban detrás gritaban: — ¡Hosanna!— ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!— ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David!— ¡Hosanna en las alturas!” (Marcos 11: 7–10 NVI)
La frase “en las alturas” implica al máximo, al más alto grado. Muchos eruditos creen que tal vez los judíos estaban clamando al cielo que participara en la glorificación de este predicador itinerante con gritos de salvación. ¿Para qué? Para afirmar que el Elegido, el Cristo, finalmente había llegado.
Estos gritos de adoración mostraron que al menos parte del pueblo judío (los que habían visto sus milagros, los que escucharon las enseñanzas revolucionarias de Jesús y que habían escuchado durante tres años hablar de El entre el pueblo judío) creyeron que su Mesías había finalmente llegado a traer salvación, a liberarlos del dominio romano y a establecer Su reino eterno. Y como es típico con grandes multitudes, la emoción y las expectativas comenzaron a esparcirse y pronto estas masas comenzaron a gritar en unisono.
Pero los humanos somos criaturas volubles, impulsivas y fácilmente influenciables, que solo unos pocos días después, esta misma multitud que gritó “Bendito el que viene en el nombre del Señor”, fue incitada a gritar “!Crucifícadle!” (Mateo 27: 22), azuzada por líderes religiosos!
Y esto es lo más sorprendente de todo: ¡Jesús sabía que esto sucedería! Sabía todo lo que sucedería; sabía que sería traicionado por un amigo y luego por el pueblo por el que había venido a salvar; sabía que sufriría mucho; sabía que sería muerto como si fuera un criminal. ¡Pero lo hizo de todos modos porque NOS AMA profundamente, completamente e incondicionalmente!
Hebreos 12: 2 (NVI) nos dice que “por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza”. ¿Cual gozo? ¡El gozo de redimirnos y restaurarnos a una relación perfecta con Dios, para hacernos hijos de Dios, para darnos vida eterna en Su reino! Lo hizo porque se agrado de ti! El Salmo 18:19 (NVI) dice: “Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.” Y porque se deleita en ti y desea una relación contigo, sufrio ese camino. Se subió a ese burro y cabalgó hacia Su destino.
Scripture
About this Plan
Estas invitado a participar en nuestro Plan devocional de Pascua, el cual que te llevará a lo largo de la última semana de la vida de Jesús. Cada día, podras observar dónde estaba Jesús en Su camino hacia la resurrección mientras reflexionas sobre dónde te ha traído y cómo ha trabajado en ti.
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