GIRANDO LAS MESAS

Escrito por Danny Saavedra

Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.  «Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones.”—Mateo 21:12-13 (NVI)

La palabra celo no se escucha muy a menudo. De hecho, sería difícil escucharla aparecer en una conversación diaria. El diccionario define el celo como “gran energía o entusiasmo en la búsqueda de una causa o un objetivo”. Algunas palabras relacionadas con ella, incluyen pasión, vigor, intensidad, devoción, fervor y fuego. 

Cuando comenzó la última semana de Jesús, sus problemas con el orden religioso establecido se intensificaron, comenzando cuando El entró en Jerusalén en el dia que ahora llamamos cariñosamente Domingo de Ramos. Las cosas se pusieron más graves al día siguiente cuando Jesús entró a la casa de Su Padre y vio a aquellos que El se refería como “ladrones,” por aprovecharse del pueblo de Dios.

Naturalmente, Jesús, lleno de celo por la casa de Dios y por los hijos de Dios, actuo enérgicamente en el templo, “entró en los tribunales del templo y expulsó a todos los que estaban comprando y vendiendo allí. Volcó las mesas de los comerciantes y las mesas de los vendedores de palomas” (Mateo 21:12 NVI). Como vez, nuestro Señor no podía tolerar tal abuso de aquellos quienes sinceramente buscaban estar más cerca de Dios. Estos eran hombres y mujeres que venían al templo para ofrecer sacrificios al Señor y se estaban aprovechando de ellos. 

En ese momento, una vez más, demostró ser la voz de los que no tienen voz y ser el defensor de los indefensos. Jesus hizo una escena causando gran confusion y agitacion y sin duda también tocando algunos corazones. Desbarato el negociado religioso de los judios en el patio del templo y al hacerlo provocó la ira de los líderes religiosos que ya tenian decidido matarlo.

Hay algo poderoso que debes escuchar ¿Sabías que esta no era la primera vez que el hacia esto? En Juan 2, se nos relata que hacia el comienzo de su ministerio, tres años antes, ¡habia hecho lo mismo! Entonces, si lo piensas, veras que El empezó y termino su ministerio público con una misma accion: comenzó y termino con la limpieza del templo. 

¿Porque es esto tan importante? ¡Porque esto es exactamente lo que El hace en nosotros! y en nuestras vidas cuando llegamos por primera vez a Jesús. Él viene a nuestros corazones y vidas y limpia nuestros templos. Da vuelta mesa tras mesa de nuestra vida antigua. Expulsa al ladrón que busca robar, matar y destruir nuestras almas (Juan 10:10) y establece su residencia en nuestros templos. El que hizo su morada entre nosotros (Juan 1) ahora hace su morada dentro de nosotros (Romanos 8:10). 

Si nunca has entregado tu vida a Jesús, ¡hoy puede ser el día! Hoy puede ser el día en que expulse la oscuridad y traiga paz, amor y esperanza al templo de tu alma. Todo lo que necesitas hacer es creer en Él y clamar a El (Romanos 10:13). 

Pero gracias al Señor, ese no es el final para nosotros... ¿Cómo es eso? Porque asi como Jesus en su regreso a Jerusalén volcó las mesas de los cambistas, de vez en cuando, ¡nuestros corazones también necesitan de una limpieza! A menudo, y a veces hasta minuto a minuto, necesitamos que el Señor este cambiando y limpiando nuestros templos de muchas cosas que no deben estar ahí, tales como idolatría, fortalezas, pecado secreto y amargura que guardamos en nosotros. Lo necesitamos para expulsar las cosas que no son de El y que han establecido residencia en nuestros corazones. ¡Y lo hermoso de todo es que Él nunca pierde Su celo por nosotros, Él nunca pierde Su pasión, Su fuego o Su fervor por nosotros! Su amor nunca necesita reavivarse. Él es celoso por ti y por mí, y nunca nos abandona. 

No tiene que hacerlo por su cuenta. No necesitas voltear tus mesas para que el Señor more en ti. Él te ama y si le has entregado tu vida, Él ya mora en ti. 

Hoy acercate mas a Él y pídele que revise tu corazón, dile:  Señor 

“Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.” (Salmo 139: 24 NTV) y confía en Su Palabra que dice “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (Filipenses 1: 6 NVI).