Aprende a usar tu boca sabiamenteSample

Muerte o vida

La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.

Larry Nettles es un amigo cercano. Fuimos juntos a la Universidad Rice. Una vez, él me contó esta historia: «Cuando yo estaba creciendo, quería desesperadamente ser un atleta. Mi papá jugó baloncesto en la Universidad de Texas. Pero yo era terrible con los deportes. Era muy malo con el fútbol, baloncesto y beisbol. Cuando llegué a la secundaria mi padre me animó a intentar correr a campo traviesa. Lo hice. Después de un tiempo, el entrenador Dunlap, me dijo, “Creo que vas a hacerlo bien”. Estaba asombrado. Nadie me había dicho algo así. Por lo que pregunté a mi entrenador, ¿por qué dice eso? “Porque tienes ritmo cuando corres. Tienes tenacidad mental. Eres auto disciplinado.” Pensé para mí mismo, “¡Puedo ser bueno!” Doblé mi tenacidad mental y mi autodisciplina. Trabajé duro. Elevé las expectativas. Cada vez fui mejorando. Establecí récords escolares. Me convertí en uno de los mejores corredores en Texas. Conseguí una beca escolar atlética en la Universidad Rice. Entonces, Larry hizo una pausa y miró intencionalmente a mis ojos. “Esas palabras cambiaron mi vida en más formas de las que tú puedas imaginarte”». Él me dijo nuevamente las palabras del entrenador Dunlap, que le dieron tanta seguridad en cada área en su vida. Él comenzó a verse diferente. Dijo que eso cambió el rumbo de su vida.

«La muerte y la vida están en poder de la lengua». Con nuestras palabras, podemos dar vida a las personas. Y con las palabras, podemos traer muerte a las personas. Sabio es el hombre o mujer quien hable palabras que dan vida, que edifican, que dan fortaleza y afirman. Sabia es la persona que siempre está alerta al hablar palabras de vida a un niño, al cónyuge, un amigo, un estudiante, un vecino, un compañero de trabajo, a un extraño, a un empleado en Wal-Mart o alguien que se vea en problemas. 

Palabras que dan vida. Podemos cambiar vidas para siempre. Palabras como: Te amo. Te respeto. Creo en ti. Estoy tan orgulloso de ti. Tú puedes hacerlo. Eres tan bueno pintando. Amo la manera en que compartes tus juguetes con tu hermano. ¿Puedo orar por ti en este momento? Vas a salir de esto, porque Dios te ha visto hacerlo. He estado orando por ti cada día. Lo siento, ¿me perdonas? Muchas gracias por ese regalo. Cuando palabras como estas se dicen desde el corazón, dan vida a las personas.

Puedes hacer una gran diferencia con tus palabras.