Rapsodia de Realidades (Diciembre de 2018)Sample

  

22  Pastor Chris

El Terrenal Y El Celestial

Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales (1 Corintios 15:48). 

La mayoría de las personas manifiestan sus afinidades con otras en función de su linaje familiar. En cierta manera, eso equivale a rastrear sus antepasados hasta el primer Adán. Pero verás, cuando naces de nuevo, tu ascendencia o linaje deja de ser el del primer Adán. Ahora tu linaje es del segundo Adán, Jesucristo.

En 1 Corintios 15:47 leemos: “El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo”. Y tú, a semejanza de Jesús, eres celestial; lo que significa que no estás sujeto a los rudimentos de este mundo, ni a sus elementos o sistemas. Jesús conquistó y dominó este mundo cuando caminó sobre la tierra. Y eso es lo que Él también espera de ti, porque "como Él es, así somos nosotros en este mundo" (1 Juan 4:17).

1 Corintios 15:45 dice: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. Cristo Jesús, en cuya imagen y semejanza naciste de nuevo, es el Señor del cielo – un espíritu vivificante. Él es de quién procedes. Has nacido de Él y eres linaje de Él. Tu lazo de parentesco con el primer Adán ha sido eliminado completamente y para siempre.

Lee Salmos 87:6, que dice: “El Señor anotará en el registro de los pueblos: ‘Este nació en Sión’”. Está hablando de las nuevas criaturas, ¡que hemos nacido en Sión! Dios no define nuestro linaje conforme a la descendencia terrenal. Esto es lo que Jesús quiso decir cuando les dijo a los judíos: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo” (Juan 8:23). Jesús era diferente, y lo sabía. Lo mismo sucede contigo hoy. Eres celestial.

Por el contrario, quien no ha nacido de nuevo es terrenal. Los llamamos ‘terrenales’, porque son de este mundo, y están sujetos a los rudimentos terrenales. Ésta es la razón por la que debemos predicar el Evangelio a todas las personas, a fin de que escuchen el Evangelio de Cristo, y pasen de ser terrenales a ser celestiales. ¡Aleluya!

Confesión

¡Yo no soy de este mundo! Yo llevo la imagen del segundo y postrer Adán, ¡Jesucristo! ¡Yo soy celestial, conciudadano de los santos y de la casa de Dios! Mi vida es la manifestación celestial en la tierra, con la que yo atraigo a muchas almas al Reino, en el Nombre de Jesús. Amén. 

Estudio Más Amplio

Hebreos 12:22

Colosenses 3:9-10 

1 Corintios 15:49

Juan 15:19