Perdoné a mi padreSample
Malas amistades
Crecí sin mi padre. Dios hizo un milagro en mi salud, los doctores no podían creerlo, porque el Señor sanó mi pierna y mi corazón. Los doctores tomaban radiografías y hacían análisis, y se preguntaban: ¿Es el mismo niño? No entendían qué había pasado. Fue un milagro precioso. Eso lo tenía guardado en mi corazón, y sabía que Dios un día me iba a usar, pero era Su decisión.
Fui creciendo, hasta que un día decidí que no quería ir a la iglesia ni saber nada con relación a ella, pero mi mamá me recordaba que Dios me había sanado. Iba a la reunión de mal humor y quería que el que estaba hablando se callara y terminara rápido. Quería pecar como todos mis amigos; eso me parecía normal. Empecé a buscar esos amigos que me llevarían a esas conexiones, pero no podía pecar a gusto, porque mi madre estaba orando por mí. La oración es algo poderoso, no es un rito nada más, es hablar con Dios y Él contesta. En ese momento cuando estaba pecando, insistía, pero no podía hacerlo a gusto. Entonces fui y reclamé a mi mamá: «¡Déjame en paz! Es mi vida y quiero hacer lo que yo quiera». Ella no entendía de qué hablaba. Entonces grité: «¡Deja de orar por mí!» En ese momento se dibujó una sonrisa en su rostro; quería decir que la oración estaba funcionando. Después, tuve un encuentro con Jesús. Entonces mi vida fue diferente.
Conocí a la que ahora es mi esposa. Antes de casarnos pasó algo muy curioso. Tuve una necesidad que pensé que no tenía. Como crecí sin padre, me acostumbré a estar solo con mamá; pero mamá ya había muerto. Cuando me iba a casar, sentí algo en mi corazón, y pensé: «Me encantaría que mi padre viniera a la boda». Nació esa necesidad de no estar solo en la boda. Hablé con mi novia y le conté que quería que mi papá estuviera en la boda. Me dijo: «Búscalo, ve».
Fui a buscarlo y llegué en una situación muy diferente a la última vez que lo vi; pues la primera vez que llegué a su oficina, fui a pedir el balón que me había prometido, y hasta ese día no me lo había dado. Era una oficina hermosa. Al ver a mi padre, pedí mi balón, pero él sacó un billete y me lo entregó con arrogancia. Ese dinero solo me alcanzó para dos helados. Mi mamá lloró y me sacó de allá muy triste.
Scripture
About this Plan
Este Plan devocional de seis días es el testimonio de vida de Miguel Cassina con su padre, quien lo abandonó en su niñez en medio de una terrible enfermedad y diagnóstico de muerte. Vemos cómo se manifiesta el amor de Dios, que transforma cualquier situación: trae salvación, restauración y perdón, aunque humanamente parecería imposible.
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