La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2018Sample

Cómo honrar al Señor

Diez mil millones de personas contemplaron el rescate. El 13 de octubre de 2010 a las 10pm (GMT), José Henríquez González emergió de una profundidad de 2 300 pies (700 metros) después de estar atrapado durante 69 días tras el colapso de la mina San José en el norte de Chile.

 

Primeramente se pensó que nadie había sobrevivido al hundimiento, y que los 33 atrapados se morirían de hambre antes de ser encontrados.

 

Muchos de ellos eran ateos, agnósticos, no creyentes o medio creyentes. José Henríquez González fue apodado como el «evangelista» porque durante el encierro llevó a muchos a la fe en Jesucristo. Formó y lideró un grupo de oración; con 39 Biblias enviadas por amigos, dirigía devocionales dos veces al día.

 

Dieron testimonio de la presencia de una persona más, la número 34. Jimmy Sánchez, el minero de 19 años dijo: «Aquí estamos, de hecho, 34, porque Dios nunca nos ha abandonado aquí abajo». Jesús estaba ahí con ellos. Cuando emergieron de la mina, los hombres rescatados vestían todos con camisetas similares, que tenían estampada la frase «gracias Señor» y en la parte trasera decían: «A Él la gloria y el honor».

 

Tuve el privilegio de entrevistar a José Henríquez en HTB. «El verdadero héroe es Jesucristo» — declaró— «él es el único héroe que debiéramos mencionar. Aparte de lo que el hombre pueda haber hecho tanto dentro como fuera de la mina, él es quien merece el honor y la gloria».

 

Jesús nos enseñó a orar para que el nombre de Dios fuera honrado (Mateo 6:9). Mi mayor miedo es que pueda hacer o decir algo que deshonre Su nombre. Mi anhelo más profundo es ver el nombre de Jesús honrado de nuevo en nuestra sociedad.

 

¿Cómo deberías actuar para ver Su nombre honrado?

Proverbios 30:24-33

1. Fomenta el bien y no el mal

 

Nuestra vida entera debería estar dedicada a exaltar el nombre de Jesús y no a nosotros mismos. El autor de Proverbios dice: «Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando» (vv.32-33). Llamamos a la gente «agitadores» si provocan discusiones, conflictos y enfados.

 

Lo contrario es fomentar buenas cosas. Busca ser alguien que nunca fomenta enfados, sino el bien. No busques nunca exaltarte sino exaltar a Jesús. Busca siempre honrar el nombre del Señor.

 

«Suscita, Señor, las voluntades de Tu pueblo fiel, para que, presentando el fruto de las buenas obras, sean generosamente premiados por Ti, por Jesucristo nuestro Señor». (Oración colecta anglicana para el domingo anterior al Adviento).

Apocalipsis 9:13-10:11

2. Habla el mensaje de Jesús

 

Cuando hablas al mundo acerca de Jesús, honras su nombre. No todos se interesarán, pero algunos sí. Para aquellos que creen, el mensaje sabrá «dulce como la miel» (10:9), y sus vidas serán transformadas por Jesús.

 

Las terribles advertencias del juicio continuaron con el sexto ángel tocando su trompeta. Había un conflicto armado terrible («el número de las tropas de caballería llegaba a doscientos millones», 9:16), muertes violentas y heridas.

 

El siglo XX fue probablemente el más violento de la historia y el primero en el que se vieron tales guarismos en los conflictos armados. Pero ha habido muy poco arrepentimiento.

 

«El resto de la humanidad, los que no murieron a causa de estas plagas, tampoco se arrepintieron de sus malas acciones ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. Tampoco se arrepintieron de sus asesinatos ni de sus artes mágicas, inmoralidad sexual y robos» (vv.20-21). Solo tienes que ver las noticas para constatar que estas palabras también se cumplen en nuestro tiempo.

 

Entonces, Juan vio «a otro ángel poderoso que bajaba del cielo envuelto en una nube» (10:1) quien suena como el mismo Jesucristo; está envuelto en una nube, la cual simboliza la presencia de Dios. Hay un arco iris sobre su cabeza que simboliza la presencia de Dios. «Su rostro era como el sol, y sus piernas parecían columnas de fuego» (v.1).

 

Esta descripción es similar a la de Jesús en Apocalipsis 1:12-16. «Dio un grito tan fuerte que parecía el rugido de un león» (10:3). Jesús es «el León de la tribu de Judá» (5:5). (En nuestro pasaje de Proverbios de hoy, el león es descrito como el «león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada», Proverbios 30:30).

 

Jesús dio el pequeño rollo a Juan y le dijo que lo tomara y lo comiera: «Te amargará las entrañas, pero en la boca te sabrá dulce como la miel» (Apocalipsis 10:9). El mensaje del evangelio tendrá un sabor amargo para quienes lo rechacen, pero para quienes lo acepten, será «dulce como la miel» (v.9).

 

Entonces, a Juan se le dijo que llevara el mensaje afuera: «Tienes que volver a profetizar acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes» (v.11).

 

Señor, ayúdanos a proclamar el evangelio fielmente y a ver de nuevo el nombre de Jesús honrado, en medio de todos los problemas que nos rodean.

Esdras 2:68-4:5

3. Sacrifícate por el honor del Señor

 

No deberíamos esperar tener una vida exenta de problemas. Jesús nos advirtió de que afrontaríamos aflicciones (Juan 16:33). La fe no te evita las dificultades, pero te ayuda a superar los problemas. No te centres en tus problemas sino céntrate en Aquel que te sostiene durante los mismos estando dispuesto a sacrificarte para traer honra a Su nombre.

 

El pueblo de Dios había estado anhelando reconstruir el Templo de Jerusalén. El nombre de Dios fue deshonrado cuando el Templo fue destruido por los babilonios. Ahora era su oportunidad de reconstruir y ver el nombre de Dios honrado de nuevo.

 

Designaron levitas de veinte años y más viejos para supervisar la construcción de la casa del Señor (Esdras 3:8); un buen ejemplo de nombramiento de líderes jóvenes. Estaban dispuestos a sacrificar su dinero y sus posesiones. «De acuerdo con sus capacidades económicas dieron, para la obra de reconstrucción, cuatrocientos ochenta y ocho kilo de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata y cien túnicas sacerdotales» (Esdras 2:68–69).

 

Dar es una parte importante de tu alabanza y tu servicio a Dios. Tus ofrendas no deberían ser dadas a regañadientes ni forzadas, sino ser generosas «ofrendas voluntarias». No compares lo que das con lo que dan los demás, pero da lo que puedas permitirte dar. Lo maravilloso es que aquella ofrenda fue dada de acuerdo a las capacidades económicas de cada cual, y así recogieron el dinero que se necesitaba.

 

Si todo el mundo en la iglesia da sacrificada y generosamente, cada cual según su capacidad, el reino de Dios avanzará rápidamente y Su nombre será honrado.

 

A pesar de toda la oposición a su alrededor («a pesar del miedo que tenían de los pueblos vecinos», 3:3a), comenzaron a alabar al Señor y ofrecerle sacrificios. Hoy, alabamos a Dios ofreciéndole nuestro cuerpo como sacrificio vivo (Romanos 12:2); es decir, ofreciéndole todo lo que tienes y todo lo que eres, para ser usado para traer honra a Su nombre.

 

No esperaron a que el Templo estuviera completado para comenzar su alabanza. Tan pronto como se echaron los cimientos, «todos daban gracias al Señor, y a una le cantaban esta alabanza: “Dios es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre”. Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo» (Esdras 3:11).

 

La alabanza estruendosa ¡no solo es un fenómeno contemporáneo!: «La gente gritaba a voz en cuello, y el ruido se escuchaba desde muy lejos» (vv.12b-13). Pero mientras que muchos gritaban de alegría, los miembros más ancianos de la comunidad «prorrumpieron en llanto cuando vieron los cimientos del nuevo templo» (v.12a).

 

Probablemente, lloraban porque las piedras usadas eran más pequeñas que las del templo original y no tan grandiosas. Es un recordatorio de que aquel templo no era la respuesta, sino solo un anticipo del Templo del Espíritu Santo: el pueblo de Dios con Jesús como piedra angular (Efesios 2:19-22).

 

La construcción del Templo no estuvo exenta de oposición: «Entonces los habitantes de la región comenzaron a desanimar e intimidar a los de Judá para que abandonaran la reconstrucción. Y hasta llegaron a sobornar a algunos de los consejeros para impedirles llevar a cabo sus planes. Esto sucedió durante todo el reinado de Ciro, rey de Persia, y hasta el reinado de Darío, que también fue rey de Persia» (Esdras 4:4-5).

 

Cuando te propones dar honra a Dios, puedes recibir oposición. Ya sea en la reconstrucción de iglesias hoy en día o en cualquier otro trabajo para el reino de Dios, va a existir oposición. La oposición tuvo éxito en retrasarlos, pero no los derrotó.

 

Señor, oro para que el templo de tu Espíritu Santo, la iglesia (el pueblo de  Dios) sea reconstruido en nuestra generación. Que veamos los edificios de las iglesias que hoy están vacíos y olvidados, llenarse otra vez de gente alabándote. Que Tu nombre sea honrado otra vez en nuestra generación.

Pippa Adds

Pippa añade

 

Apocalipsis 10:1-3

 

«Después vi a otro ángel poderoso que bajaba del cielo envuelto en una nube. Un arco iris rodeaba su cabeza; su rostro era como el sol, y sus piernas parecían columnas de fuego. […] Puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, y dio un grito tan fuerte que parecía el rugido de un león».

 

Puede que sintamos que el mundo está descontrolado, pero Dios es un Dios Todopoderoso.

References

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea:

 

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