La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2018Sample
Sincerándonos con Dios
En una de las veinte charlas más populares de TED, Pamela Meyer, autora de Liespotting, afirmó que en un día cualquiera nos mienten… ¡entre diez y doscientas veces!
- «El cheque está en el correo»
- «Habrá alguien para reparar su caldera en las primeras horas de la mañana»
- « ¡Estoy bien!»
A veces se trata de palabras vacías. El corazón no acompaña los labios. Hemos sido engañados. Queremos que la gente simplemente nos diga la verdad.
En los pasajes bíblicos de hoy vemos que Dios odia las mentiras y el engaño. David dice: «No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez» (Salmo 12:2). Jesús citó a Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mateo 15:8). Vimos cómo los hermanos de José habían engañado a su padre sobre el destino de su hijo (Génesis 37:31-35). No obstante, hoy vemos también que sabían en sus corazones que no podían engañar a Dios: «Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano» (42:21).
Dios quiere que seas sincero con él. Le agrada la franqueza. Desea escuchar lo que hoy está en tu corazón.
Salmos 12:1-8
1. Pide ayuda a Dios
El clamor del corazón de David era: «Sálvanos, Señor» (v.1). Se lamentaba por la condición de la sociedad de su época, una sociedad no muy distinta a la nuestra. Mencionaba mentiras, engaños, arrogancia, codicia y egoísmo. Presentaba su clamor ante Dios.
«… ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez» (vv.1,2).
A Dios no le impresiona la gente astuta en el uso de las palabras. El clamor inicial de David pidiendo ayuda halló respuesta cuando Dios prometió asistir al débil y al necesitado: «Voy ahora a levantarme, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesitado se queja» (v.5).
David luego contrastó la confiabilidad de Dios con el vacío de las mentiras de quienes lo rodeaban: «Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol» (v.6). Tenía la confianza de que el Señor lo guardaría y protegería pese al engaño que lo rodeaba. «Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente» (v.7).
«Sálvanos, Señor» es una gran oración que puedes realizar al comenzar el día, pidiendo que Dios te guíe en todo lo que emprendas.
Señor, ayúdame a… (presenta ante Dios las cosas que harás hoy).
Mateo 14:22-15:9
2. Sigue hablando a Dios en la tormenta
A Jesús le encantaba aislarse para orar: «… subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo» (14:23). Cuando estás completamente a solas con Dios, puedes hablar con sinceridad y desde lo profundo de tu ser.
Esta intimidad con Dios es la que capacitó a Jesús para andar sobre las aguas. Animó a Pedro a que hiciera lo mismo. Pero cuando Pedro sintió el «viento fuerte» (v.30), entró en pánico. Sé exactamente cómo se siente eso. En ocasiones, cuando las cosas salen mal, quito mis ojos de Jesús. Me enfoco en las circunstancias que me rodean, y comienzo a «hundirme». En medio de esto, Pedro realizó una oración de pánico: «¡Señor, sálvame!» (v.30).
Aunque fuera una oración de temor, también fue un clamor desde el corazón. «En seguida Jesús le tendió la mano» y lo sujetó (v.31). Al considerar las oraciones de pánico que he realizado, me maravilla pensar en las maneras en que algunas de ellas han sido respondidas.
Cuando Jesús y Pedro regresaron a la barca, el viento se calmó y «los que estaban en la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús, y le dijeron: “¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!”» (v.33).
El incidente concluyó con todos los discípulos expresando un clamor del corazón en alabanza. Es bastante extraordinario. Judíos monoteístas, que conocían el mandamiento de que solo debían adorar a Dios, adoraron a Jesús. Reconocieron que Jesús es «el Hijo de Dios».
En realidad, las primeras palabras de Jesús a los discípulos mientras caminaba por las aguas fueron literalmente: «¡Cálmense! SOY YO. No tengan miedo» (v.27). «YO SOY» es el nombre utilizado para Dios en el Antiguo Testamento (Éxodo 3:14). Jesús dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros, que él es el gran «YO SOY», de modo que no había nada que temer. Sea cual fuere tu situación actual, esta es una reafirmación clara de que Jesús tiene todo controlado.
Tal vez no siempre tengas el consuelo de entender lo que realiza Jesús ni por qué permite que la vida sea como es, pero tienes el consuelo de saber que él tiene todo controlado.
Llevaron ante Jesús todos los que estaban enfermos y clamaron por sanidad. Le suplicaban «que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos» (Mateo 14:36).
En la sección siguiente (15:1-9) Jesús desafío a los fariseos con respecto a lo que ocurría realmente en «su corazón» (v.8). Comenzó cuando ellos lo cuestionan acerca del quebrantamiento de las tradiciones de parte de sus discípulos. Pero Jesús le dio la vuelta al argumento para cuestionarles a ellos.
La Escritura deja claro que cuidar de nuestra familia, en especial de nuestros padres, debería ser una prioridad absoluta. Los fariseos habían elaborado razonamientos espurios del por qué el dinero que debiera ser usado para ayudar a los padres se había de dedicar a Dios y por lo tanto no podía usarse para honorar y ayudar a sus propios padres (v.5).
Jesús los acusa de hipocresía. La palabra «hipócrita» significa literalmente «alguien que se pone una máscara en una representación». La máscara que llevaban era honrar a Dios con sus labios, pero realmente «su corazón está lejos de mí [del Señor]» (v.8). Dios está mucho más interesado en tu corazón que en tus labios.
Señor, hoy te reconozco y te alabo como el Hijo de Dios. Gracias porque no tengo por qué temer. Cuando las cosas salen mal puedo hablar contigo y saber que escuchas mis oraciones.
Génesis 41:41-42:38
3. Habla con Dios desde lo profundo de tu corazón
José concluyó bien, pero había comenzado mal. Había estado en una «cisterna» (37:24) y en una «cárcel» (39:20), pero terminó en un «palacio» (45:16).
Como muchos en la Biblia (Jesús, Juan el Bautista, Ezequiel, y los sacerdotes y levitas que servían en el templo, ver Números 4), José comenzó su vida laboral a los treinta años de edad (41:46). Hasta entonces había pasado por un entrenamiento particular. Llegó el momento, pues, en que lo pusieron «a cargo de todo el territorio de Egipto» (v.41).
Dios había visto el corazón de José en medio de todas sus tribulaciones. Durante los trece años comprendidos entre la edad de los diecisiete y los treinta, José probablemente se preguntó qué estaba haciendo Dios. Había experimentado rechazo, sufrimiento, injusticia, encarcelamiento, decepción y otras pruebas. Pero por medio de todo aquello, Dios lo preparaba para estar «a cargo de todo el territorio de Egipto» (v.41).
Dios sabía que José era confiable porque su corazón era correcto. Había permanecido cerca del Señor en medio de todas las pruebas. Esto es lo que importa, no si estás en un período de batalla o de bendición, sino si permaneces cerca del Señor y te comunicas con él desde tu corazón.
José llamó a sus dos hijos Manasés («Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna», v.51) y Efraín («Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido», v.52). El hilo conductor entre ambos nombres es la frase de cuatro palabras: «Dios me ha hecho». Tanto en épocas de sufrimiento (Manasés) como en momentos de éxito (Efraín), José reconocía que Dios tenía el control.
No permitas que tu corazón se amargue en momentos de sufrimiento ni se jacte en épocas de éxito. Reconoce que Dios es soberano sobre tu vida y tu situación.
A diferencia de José, sus hermanos tuvieron que vivir con su engaño y culpabilidad (42:21 en adelante). «[…] Pero se decían el uno al otro: “Verdaderamente nos portamos muy mal con nuestro hermano, pues no le hicimos caso cuando nos rogaba que le tuviéramos compasión, aunque veíamos que estaba afligido. Por eso ahora nos ha venido esta aflicción”» (v.21, DHH). «Se asustaron mucho» en su corazón (v.28), pero con sus labios dijeron: «Somos gente honrada» (v.31).
En todo esto, los sueños originales de José hallaron cumplimiento. Pese a todo lo que había pasado, siguió confiando en Dios y fue fiel a él. Comenzó mal pero terminó bien.
Nunca abandones los sueños dados por Dios. Aunque comiences en una «cisterna» o una «cárcel», como José, puede que termines en un «palacio». Como señala Joyce Meyer: «No importa dónde comenzaste, puedes tener un gran final. […] Aunque hoy te encuentres en un hoyo, ¡Dios aún puede levantarte y hacer grandes cosas en ti y a través de tu vida!».
Señor, ayúdame a llevar una vida de integridad total. Que mis labios y mi corazón sean uno. En mis oraciones, ayúdame a hablarte con sinceridad desde lo profundo de mi corazón. Gracias por escuchar el clamor de mi corazón.
Pippa Adds
José pasó de ser un prisionero olvidado a gobernar la nación más poderosa de su época. Pedro pasó de un acto valiente de fe (caminar sobre el agua) a hundirse en el temor. ¡Los altibajos de la fe!
José estaba listo para su repentino ascenso al poder. Salvó a miles de personas de la hambruna y a la economía de un país de la ruina. Necesitamos que se levanten más personas como José, que teman a Dios, tengan revelación profética y sean grandes líderes con las habilidades para implementar un plan de rescate.
References
Nueva Versión Inernacional (NVI)
Copyright © 1999 by Biblica, Inc
Joyce Meyer, La Biblia de la Vida Diaria, Casa Creación; (marzo 2008) Pamela Meyer, ‘How to Spot a Liar’, TED, julio de 2011:
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Con un estimado de más de 2 millones de usuarios en todo el mundo desde 2009, la Biblia en un año es un excelente plan diario de lectura de la Biblia. Cada día, recibirá una lectura de un Salmo o un Proverbio, una lectura del Nuevo Testamento y una lectura del Antiguo Testamento. Nicky y Pippa Gumbel luego brindan comentarios profundos, destinados a ser leídos junto con la Biblia para proporcionar una nueva comprensión de los textos. Nicky es el vicario de la iglesia HTB en Londres y pionero de Alpha.
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