JUAN 4
4
4. La samaritana (4.1-42)
Jesús y la mujer samaritana
1Cuando el Señor supo que los fariseos habían oído decir que Jesús hacía más discípulos y que bautiza más que Juan#3.22,26. 2(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3salió de Judea y se fue otra vez a Galilea. 4Para ello, le era necesario pasar por Samaria 5y llegó a una ciudad de esta tierra llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.#Gn 33.18-19; 48.22; Jos 24.32. 6Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del viaje, se sentó junto al pozo. Era alrededor del mediodía.
7Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo:
—Dame de beber.
8Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9La mujer samaritana le preguntó:
—¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? (Porque los judíos y los samaritanos no se tratan).#Esd 4.1-5; 9.1–10.44; Lc 9.52-53; 10.29-37; 17.18.
10Respondió Jesús:
—Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice «dame de beber», tú le pedirías y él te daría agua viva. #
Is 55.1; Jer 2.13; Ez 47.1-9; Zac 14.8; Ap 21.6; 22.17.
11La mujer replicó:
—Señor, no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob,#8.53. que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13Jesús le contestó:
—Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, 14mas el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás:#6.35; 7.37; Is 44.3; 55.1; 58.11. esa agua será en él una fuente de agua que fluya para vida eterna.#7.38; Is 12.3; Jl 3.18.
15La mujer le dijo:
—Señor, dame de esa agua para que no tenga sed ni venga aquí a sacarla.
16Jesús contestó:
—Ve, llama a tu marido, y vuelve aquí.
17Respondió la mujer:
—No tengo marido.
Y Jesús:
—Has dicho bien, no tienes marido: 18has tenido cinco y el hombre con quien vives ahora no es tu marido. Esto que has dicho es verdad.
19Le dijo la mujer:
—Señor, veo que tú eres profeta.#1.21+. 20Nuestros padres adoraron a Dios en este monte, pero vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar a Dios.
21Jesús respondió:
—Mujer, créeme que está llegando la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22Vosotros los samaritanos adoráis algo que desconocéis; sin embargo, nosotros, sí lo conocemos, ya que la salvación viene de los judíos.#Is 2.3; Ro 9.4-5. 23Pero el momento ha llegado: ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad,#15.26. porque el Padre busca tales adoradores. 24Dios es Espíritu y es necesario que quienes le adoran lo hagan en espíritu y en verdad.#2 Co 3.17; Flp 3.3.
25Le dijo la mujer:
—Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.
26Jesús declaró:
—Soy yo, el que habla contigo.
27En esto llegaron sus discípulos y se asombraron de que hablara con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó qué pretendía o de qué hablaba con ella. 28Por su parte, la mujer dejó allí su cántaro, fue a la ciudad y dijo a la gente:
29—Venid y veréis a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?
30Entonces salieron de la ciudad para ir a ver a Jesús.
31Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
—Rabí, come.
32Él les dijo:
—Yo tengo un alimento para comer que vosotros no conocéis.
33Los discípulos se decían entre sí:
—¿Le habrá traído alguien comida?
34Jesús les dijo:
—Mi comida es que haga la voluntad del que me envió #
5.30; 6.38. Ver también Mt 26.39 (= Mc 14.36 = Lc 22.42). y que acabe su obra.#5.36; 17.4. 35¿No decís vosotros que aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? Pues yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están listos para la siega. 36Y el que siega recibe su salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se goce juntamente con el que siega. 37Con lo que se cumple el dicho: «Uno es el que siembra y otro es el que siega».#Miq 6.15. 38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis. Otros labraron y vosotros os habéis beneficiado de su labor.
39Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por el testimonio de la mujer, que decía: «Me ha dicho todo lo que he hecho». 40Entonces los samaritanos fueron adonde él estaba y le rogaron que se quedara con ellos. Jesús se quedó allí dos días. 41Muchos más creyeron por su palabra 42así que le decían a la mujer:
—Ya no creemos en él solamente por lo que tú has dicho. Nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo.#1 Jn 4.14.
5. Señales y controversias (4.43–5.47)
Jesús sana al hijo de un noble
43Dos días después salió de Samaria y fue a Galilea, 44pues Jesús mismo había declarado que el profeta no goza de reconocimiento en su propia tierra. #Mt 13.57; Mc 6.4; Lc 4.24. 45Cuando llegó a Galilea, los galileos le dieron la bienvenida, porque habían estado en Jerusalén, durante la fiesta, y habían visto entonces todas las cosas que Jesús hizo allí.#2.23.
46Jesús fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.#2.1-11. Allí se encontraba un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaún. 47Cuando supo que Jesús había llegado desde Judea el oficial acudió a él para rogarle que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 48Jesús le dijo:
—Si no veis señales y prodigios no creéis. # Mt 12.39 (= Lc 11.29); 16.1-4 (= Mc 8.11-13); 1 Co 1.22.
49El oficial del rey insistió:
—Señor, desciende antes que mi hijo muera.
50Jesús le dijo:
—Vuelve a tu casa; tu hijo vive.
El hombre creyó lo que Jesús le había dicho y se fue. 51Cuando regresaba, sus siervos salieron a recibirle y le dieron la noticia:
—Tu hijo vive.
52Él les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Respondieron los criados:
—Ayer, hacia la una de la tarde, se le pasó la fiebre.
53El padre recordó que aquella era la hora en que Jesús le había dicho «Tu hijo vive». Y creyó él y toda su familia. 54Jesús hizo esta segunda señal cuando fue de Judea a Galilea.
Nke Ahọpụtara Ugbu A:
JUAN 4: RV2020
Mee ka ọ bụrụ isi
Kesaa
Mapịa
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Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602). Revisiones anteriores con la participación de Sociedad Bíblica de España: 1862, 1909, 1960 y 1995.