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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bk1TI">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="1TI.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">Requisitos de los obispos</div><div class="p"> 1Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. 2Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para ense&#241;ar; 3no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeci&#243;n con toda honestidad 5(pues el que no sabe gobernar su propia casa, &#191;c&#243;mo cuidar&#225; de la iglesia de Dios?); 6no un ne&#243;fito, no sea que envaneci&#233;ndose caiga en la condenaci&#243;n del diablo. 7Tambi&#233;n es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descr&#233;dito y en lazo del diablo.#Tit. 1.6-9.</div><div class="s">Requisitos de los di&#225;conos</div><div class="p"> 8Los di&#225;conos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 9que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10Y estos tambi&#233;n sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. 11Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12Los di&#225;conos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para s&#237; un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jes&#250;s.</div><div class="s">El misterio de la piedad</div><div class="p"> 14Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15para que si tardo, sepas c&#243;mo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 16E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:</div><div class="q">Dios fue manifestado en carne,</div><div class="q">Justificado en el Esp&#237;ritu,</div><div class="q">Visto de los &#225;ngeles,</div><div class="q">Predicado a los gentiles,</div><div class="q">Cre&#237;do en el mundo,</div><div class="q">Recibido arriba en gloria.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bk1TI">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="1TI.4">
 <div class="label">4</div><div class="s">Predicci&#243;n de la apostas&#237;a</div><div class="p"> 1Pero el Esp&#237;ritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatar&#225;n de la fe, escuchando a esp&#237;ritus enga&#241;adores y a doctrinas de demonios; 2por la hipocres&#237;a de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibir&#225;n casarse, y mandar&#225;n abstenerse de alimentos que Dios cre&#243; para que con acci&#243;n de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4Porque todo lo que Dios cre&#243; es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acci&#243;n de gracias; 5porque por la palabra de Dios y por la oraci&#243;n es santificado.</div><div class="s">Un buen ministro de Jesucristo</div><div class="p"> 6Si esto ense&#241;as a los hermanos, ser&#225;s buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7Desecha las f&#225;bulas profanas y de viejas. Ejerc&#237;tate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 9Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 10Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.</div><div class="p"> 11Esto manda y ense&#241;a. 12Ninguno tenga en poco tu juventud, sino s&#233; ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, esp&#237;ritu, fe y pureza. 13Entre tanto que voy, oc&#250;pate en la lectura, la exhortaci&#243;n y la ense&#241;anza. 14No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profec&#237;a con la imposici&#243;n de las manos del presbiterio. 15Oc&#250;pate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvar&#225;s a ti mismo y a los que te oyeren.</div>
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1 y 2 de TimoteoMuestra

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