Las orejas grandes son hermosasMuestra

Pon el huerto en la perspectiva correcta

Aun y con la claridad de escuchar la dirección del Señor a través de su Palabra, de su Espíritu y de su pueblo, podemos tener miedo de tomar la decisión equivocada. Pero si consideramos el principio de la humanidad en el Edén, encontramos un ángulo interesante de la voluntad de Dios.

Dios les dice a Adán y Eva que coman de cualquier árbol del huerto, excepto de uno. La voluntad de Dios era que escogieran entre muchas cosas buenas, pero que se mantuvieran lejos de la prohibida. Tenían árboles buenos hasta donde podían ver y solo uno prohibido. Sin trucos ni engaños. Una decisión correcta no se convertiría sin saberlo en una decisión equivocada.

En lugar de suspirar con alivio por las opciones tremendamente buenas que sobrepasan a la mala, hemos hecho lo inverso en nuestro huerto. Inadvertidamente, hemos creado un huerto con un árbol bueno e innumerables árboles malos. Con esta perspectiva, buscar la voluntad de Dios se convierte en tratar de encontrar ansiosamente la aguja en el pajar. Hemos hecho del pecado el pajar y del plan de Dios la aguja.

Con esta manera de pensar, la envidia se puede formar en nosotros cuando escuchamos a un amigo gritar: «¡Lo encontré!», con respecto a la voluntad de Dios, haciéndonos buscar con más ahínco o rendirnos en desánimo. ¿Cómo es que ellos lo encontraron y nosotros no? ¿Por qué es que ellos obtuvieron el aumento, el cónyuge, el bebé, la atención o el premio, en lugar de nosotros? Pero la voluntad de Dios no tiene el propósito de permanecer oculta o de ser ilusoria. No es solo para que algunas personas la descubran. Cuando alguien más encuentra el plan de Dios, no lo hace más difícil para nosotros. Actuamos como si solamente hubiera diez cajas de la voluntad de Dios en el estante y con cada compra que alguien más hace, corrieramos un riesgo mayor de terminar con un carrito de compras vacío.

Su voluntad no es un árbol escondido; es un bosque. Podemos celebrar el ascenso en el trabajo o el capítulo nuevo en la vida de nuestros amigos. Un soltero puede disfrutar los hijos y el matrimonio de alguien más sin un «¿por qué yo no?». Las bendiciones de otros pueden traer un «bien por ti» en lugar de un «¿y lo mío?» Los árboles son abundantes; cada bendición de otro no significa un árbol menos para tu vida.