DemostradoMuestra

Comenzamos este viaje de estudio bíblico con palabras que inicialmente podrían ser hirientes.

No eres suficiente.

No lo somos. Ninguno de nosotros. Es un diagnóstico que aplica a todos. Pero asimilar el golpe y el dolor inicial de esa verdad suele ir seguido de una ola de alivio. Entendemos que hay una razón cuando percibimos profundamente este problema, es solo entonces cuando le permitimos a Jesús satisfacer nuestra enorme necesidad.

Estoy lleno de esperanza. Aunque hemos buscado la libertad en lugares incorrectos, la puerta a la libertad verdadera se encuentra ahora en un diagnóstico difícil. Es la puerta a la esperanza más gentil, bondadosa, liberadora y completa.

¿Estás cansado?

¿Agotado?

¿Estás cansado de intentar estar a la altura? ¿Estás tratando de demostrar lo valioso que eres?

Quizás estemos viviendo esta vida de manera incorrecta.

En lugar de vivir inseguro, ¿qué pasaría si vieras a Dios obrar a través de ti de formas que no podrías creer?

¿Qué pasaría si en vez de vivir con miedo, vivieras viendo tu potencial?

Jesús tiene un plan para nuestro vacío, fatiga, cansancio y pecado.

Jesús te dice: Regresa a mí y te daré plenitud.

A través de tu vida junto a mi, desbordarás de vida y la darás a los demás.

Tenemos una lucha interna que nos impide beber el agua que calma nuestra sed. Lo puedo ver en tus ojos cuando te detienes y me hablas de cómo te sientes realmente. Guerra. Dudamos en usar la palabra "guerra" porque suena dramática. Pero la sientes.

Queremos pensar que la guerra está en el exterior, en internet, en las noticias, en otros países y en todos los demás. Así que afirmamos: "Estoy bien”. Es lo que pensamos y expresamos, con sinceridad.

La guerra está siempre con nosotros. Aunque en la colina hay manantiales de agua fría y viva a nuestra disposición, muchos de nosotros seguimos sedientos. Fingir estar en paz nunca termina una guerra. Comprometerse, luchar y caminar juntos para grandes propósitos, es lo que pone fin a las guerras.

Debemos recordar quiénes somos en Cristo según las escrituras. Jesús es suficiente, nosotros no necesitamos serlo. Seguir tratando de serlo sería muy pretencioso.

No necesitamos probarlo, porque Jesús lo demostró todo.