Dos obstáculos a la voluntad de DiosMuestra

Dios demuestra su poder incomparable

Misericordiosamente, Dios no condenó a Moisés por sus dudas. En lugar de ello, le demostró su gran poder para que el espectro de «ellos» quedara chico en comparación con el esplendor de Dios. «”¿Qué es eso que tienes en la mano?”. “Una vara”, respondió Moisés. “Echala en tierra”, le dijo el Señor. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente. Moisés huyó de ella; pero el Señor dijo a Moisés: “Extiende tu mano y agárrala por la cola”. El extendió la mano, la agarró, y se convirtió en una vara en su mano» (Éxodo 4:1-5).

Moisés tenía una vara en la mano porque era pastor. No obstante, los pastores no eran bien vistos en Egipto, eran detestados. Cuando los hermanos de José llegaron a Egipto para escapar del hambre de su tierra, José les instruyó que los pastores son abominación para los egipcios (vea Génesis 46:33-34). Eran vistos como el peldaño más bajo de la sociedad, y Moisés lo sabía. ¡Pero Dios le dijo que tomara su vara de pastor al ir a ver al faraón, y que la utilizara para lograr sus propósitos!

¿Sabes qué simbolizaban las serpientes en el antiguo Egipto? Poder. De hecho, los soldados egipcios llevaban tocados adornados por la cobra, que representaba al dios serpiente Apep, el destructor. Así que cuando la vara de Moisés se convirtió en una serpiente, y él la tomó por la cola, su acción podría significar para el pueblo de Dios: «¡Tengo agarrados por la cola a Egipto y a sus dioses con "d" minúscula!». La disposición de Moisés en actuar como Dios le había mandado demostraría que su Dios dador de vida tenía poder sobre los dioses destructores y vengadores del faraón. Sería algo como entrar caminando a la oficina oval de la Casa Blanca, con las manos alrededor del cuello de un águila calva —el símbolo de poder de los Estados Unidos de América— ¡y luego fulminar con la mirada al presidente! Dios dijo: «Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, Dios de sus padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob» (Éxodo 4:5). Incluso en su humilde vestimenta de pastor, llevando su vara sencilla, Moisés poseía más poder en su mano derecha que todos los dioses y magos de la corte de faraón combinados. ¡Nada como el poder de Dios para poner la voz de «ellos» en su lugar!